lunes, 17 de abril de 2023

El 25 de marzo de 2023 en el Lugar Santo

- Mensaje nº 1400-27 -

Mensaje de Juan

Hija mía. Mi alma tierna tan amada que eres. Yo, tu Juan, te lo agradezco mucho. Escucha ahora lo que el Santo Ángel Me dijo, mostró y explicó:

Juan, Mi hijo amado. El Padre Me dijo que te diera a conocer lo siguiente:

El libro que estás escribiendo es para el tiempo del final de esta era. Así que mantén oculto en lo más profundo de tu corazón todo lo que te digo. Habla sólo en clave sobre el tiempo del fin, pero guárdate todo lo demás hasta que haya llegado el tiempo del fin. No hagas preguntas sobre esto, hijo mío. Recibirás las instrucciones más precisas. Así que escucha ahora y mira, porque aún hay muchas cosas que contar. Yo, tu ángel del Señor y Padre, te lo digo. Amén.

Hijo mío. Yo, tu Juan, estaba confuso, pero ahora no se me permitía hacer ninguna pregunta al respecto. El ángel, por supuesto, me ayudó entonces a comprenderlo todo, pero al principio me quedé muy interrogante, es decir, me pasaron muchas preguntas por la cabeza. Pero guardé silencio, como me dijo el ángel, y continué siguiendo sus instrucciones.

Vi, Mi querida hija, cómo la humanidad se convirtió en esclava de los malvados y tuvo que trabajar duramente. Primero los vi como encadenados, todos iban uniformemente vestidos. Pero no eran cadenas ordinarias (de convictos), sino que estaban «encadenados», «unidos» por el chip digital y las torres de las que ya te hablé.

Lo vi todo muy oscuro y gris, sin colores. Esto reflejaba la condición catastrófica de esta pobre gente tecnocratizada. Estaban en grandes campos, y ya no había nada bello, nada por lo que mereciera la pena vivir, nada de lo que disfrutar. Estas personas estaban adiestradas para las necesidades de la élite malvada y «vegetaban» como seres vacíos, trabajadores y sin libertad, avanzando, sin esperanza, sin alegría, como muertos en un cuerpo vivo; era cruel contemplarlo.

Vi, Mi querido hijo, que ante la «gran advertencia», el don misericordioso del Padre y del Hijo a todos los hijos de los hombres, ¡el Padre se apartó de los hijos de los hombres que no estaban verdaderamente establecidos y anclados en Su Hijo!

Hijos, fue un estado cruel para el alma de estos hijos, y sufrieron, sufrieron, sufrieron, un vacío completo que era más doloroso y agonizante y atormentador que todos los pecados y culpas de pecado no arrepentidos que se habían traído a sí mismos.

Mi niño. Mi tan querido hijo. ¡Era el tormento más cruel de todos cuando Dios les eludía!

Completa oscuridad y vacío sufrían estas almas, ¡un estado verdaderamente cruel!

La «ausencia» del Señor y Padre es tan terrible y horrible, que a más tardar aquí ¡Todos los niños deberían haber despertado!

¡Es una especie de «anticipo» de los tormentos del infierno, que experimentarán estas almas impías, si no se arrepienten y encuentran al Señor!

¡Niños, niños! ¡Tomad en serio la advertencia!

¡Vuestro sufrimiento será eterno si no os convertís!

Hija mía. Esto debes decírselo a los niños, porque el dolor, la agonía, el tormento, la angustia, la ausencia del Señor y Padre es lo más horrible que yo, vuestro Señor Juan, he tenido que experimentar jamás. No te voy a hacer pasar por este tormento, sería demasiado terrible para que lo soportaras, hija Mía.

Permaneced con el Señor, todos vosotros, y aferraos a Él.

Debéis tener verdadero amor en vuestro corazón por Jesús y por el Padre para escapar de este castigo tan doloroso.

No quiero causaros miedo, pero poneos a prueba, queridos hijos, ¡poneos a prueba!

¿Es nuestro Señor Jesucristo real y verdaderamente lo primero en vosotros y en vuestras vidas? ¡¿O es primero vuestro bienestar y luego el Señor!

¡Examinaos, amados hijos, examinaos! ¡La «inspección del alma» será dura para muchos que están lejos o alejados del Señor!

Hija mía. Este es el penúltimo mensaje de la 2ª parte del libro. Escríbelo y vuelve. Yo, tu Juan, te estoy esperando. Ahora vete. Amén.

Tu Juan. Apóstol y «favorito» de Jesús. Amén.