Devoción al castísimo Corazón de San José

Devoción a los Tres Sagrados Corazones Unidos a través del Castísimo Corazón de San José entregada a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil

Devoción al Corazón castísimo

Introducción

Las Apariciones de Jesús y María en Itapiranga y la Devoción al Castísimo Corazón de San José

«YO SOY SAN JOSÉ Y MI NOMBRE JOSÉ SIGNIFICA UNO QUE CRECE, PUES YO CREZCO CADA DÍA EN LAS GRACIAS Y VIRTUDES DIVINAS».

(San José el 1 de marzo de 1998 a Edson)

Las apariciones de San José al comienzo de las manifestaciones de la Virgen, en Itapiranga, eran raras. A veces se aparecía junto a la Virgen y a Jesús, pero sin decir palabra. La Virgen empezó a hablar a Edson sobre la persona de San José hacia 1995 y le informó mucho antes de que esperase sus visitas más adelante, porque vendría a contarle mensajes importantes de Dios que serían para el bien de la Iglesia y de las familias de todo el mundo.

Estas apariciones con San José ocurrieron con mayor frecuencia a mediados de marzo de 1998. Durante este periodo, Edson estuvo enfermo de hepatitis, que le hacía estar en cama sin moverse muy a menudo, y que le impidió hacer muchas cosas durante seis meses. Fue durante este periodo cuando San José le reveló por primera vez las promesas de su Corazón castísimo y la devoción que Dios quería ver florecer en la Iglesia y en el mundo de nuestro tiempo.

San José le explicó que esta devoción sería un gran medio de santificación que Dios concedía a la Iglesia y a todos los que honraran dignamente a su Corazón castísimo, como Él desea. Es una devoción en los Tres Corazones unidos de Jesús, María y José. Esta devoción honrará a la Santísima Trinidad, una y trina.

El 20 de noviembre de 1995, la Santísima Virgen dijo a Edson:"Reza siempre a San José. Él te defiende y te protege siempre de los ataques de Satanás. San José es un gran santo ante Dios, porque todo lo consigue por su intercesión ante la Santísima Trinidad. La Santísima Trinidad le ha cubierto de numerosas gracias para que pudiera llevar a cabo la tarea de ser el protector del niño Dios en este mundo. Y hoy, San José está en la gloria del cielo con la Santísima Trinidad rezando por vosotros, por la salvación eterna de cada uno de vosotros y para que comprendáis bien las llamadas de vuestra Madre Celestial."

En los mensajes recibidos, nos encontramos con una novedad que podría escandalizar incluso a los menos informados: el término «virginal» . De hecho, nunca se ha atribuido a San José. El término tradicional es «casto» y nos hace pensar en un hombre perfectamente castigado en sus sentimientos íntimos al convivir con la Esposa Virgen. Por eso la iconografía clásica lo representa en una edad avanzada en la que los impulsos de la carne se dominan más fácilmente. Pues no vemos por qué poner al lado de la Madre de Jesús, de 16 años, ¡a un esposo de 60! Si Dios lo eligió para ser el esposo de la Virgen Madre de Su Hijo, era conveniente que le concediera todas las gracias necesarias para esta misión (San Bernardino de Siena, Sermo I de San José).

El término «virginal» sugiere que: por gracia San José estaba exento de cualquier sentimiento libidinoso que hubiera sido humillante para la Virgen Esposa y vejatorio para él mismo. Merece la pena recordar, debido a las dificultades actuales, la Encíclica del Papa León XIII Quanquam Pluries: Sobre el Patrocinio de San José:

"Ciertamente, la dignidad de la Madre de Dios es tan elevada que nada podría ser creado por encima de ella. Sin embargo, puesto que José estaba unido a la Santísima Virgen por el vínculo conyugal, no puede dudarse de que se acercó, más que nadie, a esa dignidad supereminente por la que la Madre de Dios supera tanto a todas las naturalezas creadas. La unión conyugal es, en efecto, la mayor de todas; por su propia naturaleza, va acompañada de la comunicación recíproca de los bienes de los dos cónyuges. Si, por tanto, Dios dio a la Virgen José como esposo, ciertamente no sólo le dio como apoyo en la vida, como testimonio de su virginidad, como guardián de su honor, sino que también le hizo partícipe, mediante el vínculo conyugal, de la eminente dignidad que ella ha recibido».

(Epist. Encíclica «Quanquam Pluries, 15 de agosto de 1899)

Habiendo afirmado el Papa León XIII que San José se acercó más que nadie a la dignidad supereminente de la Madre de Dios, se deduce que en gloria está por encima de todos los ángeles. Contentémonos con expresar la doctrina cada vez más aceptada por la Iglesia diciendo: De todos los santos, José es el más elevado en el cielo después de Jesús y María. Esta es la referencia inicial para nuestro estudio de Sus glorias y privilegios, confirmados en los mensajes que Jesús, Nuestra Señora y el propio San José han transmitido durante estos 15 años de apariciones aquí en la Amazonia, donde se revelan importantes mensajes que nos hablan de la importancia de la devoción al Corazón de San José, unida a la devoción de los Corazones de Jesús y María.

«MI HIJO JESÚS Y YO, SU MADRE, DESEAMOS QUE EL MUNDO ENTERO SEA CONSAGRADO AL CASTÍSIMO CORAZÓN DE SAN JOSÉ»

(Nuestra Señora, 30 de noviembre de 1998)

La supereminencia de San José

¿Cuál es el principio de esta doctrina, cada vez más aceptada desde hace cinco siglos? El principio invocado, y enunciado cada vez más explícitamente por San Bernardo, San Bernardino de Siena, Isidoro de Isolanis, Suárez y autores más recientes, es un principio tan simple como elevado; fue formulado por Santo Tomás a propósito de la plenitud de la gracia en Jesús y de la santidad de María. Se expresa así

una misión divina excepcional requiere una santidad proporcionada.

Este principio explica por qué el alma santa de José, al estar personalmente unida al Verbo, fuente de toda gracia, recibió la plenitud de la gracia, que debe desbordarse sobre nosotros, según las palabras de San Juan (1,16):«Todos hemos recibido de su plenitud gracia sobre gracia». Por eso María, habiendo sido llamada a ser la Madre de Dios, recibió desde el instante de su concepción una plenitud inicial de gracia, que ya superaba la gracia final de todos los santos juntos. Este mismo principio explica la preeminencia de San José sobre cualquier otro santo.

"DIOS DESEA QUE S. JOSÉ SEA GLORIFICADO POR TODOS LOS HOMBRES DE MANERA ESPECIAL"

(Nuestra Señora, 26 de noviembre de 1997)

La humildad de San José

La humildad de José debía ser confirmada por el pensamiento de la gratuidad de su vocación excepcional. Se preguntaría ¿Por qué el Altísimo me dio a su Hijo único a mí, José, para que lo guardara, y no a cualquier otro hombre de Judea, de Galilea, de cualquier región o de otro siglo? Fue sólo por el libre placer de Dios, que es en sí mismo su razón, y para lo cual José fue libremente preferido, elegido, predestinado desde toda la eternidad antes que tal o cual otro hombre, a quien el Señor podría haber concedido los mismos dones y una fidelidad a fin de prepararlo para esta misión excepcional. Vemos en esta predestinación un reflejo de la gratuidad de la predestinación de Cristo y de María. El conocimiento del valor de esta gracia y de su absoluta gratuidad, lejos de dañar la humildad de José, la confirmó. Pensó en su corazón: ¿qué tienes que no hayas recibido?

José aparece como el más humilde de todos los santos después de María, más humilde que cualquiera de los ángeles; y si es el más humilde, es por eso mismo el más grande de todos, pues, estando conectadas las virtudes, la profundidad de la humildad es proporcional a la elevación de la caridad, como la raíz del árbol es tanto más profunda cuanto más alto es el árbol:

«Aquel de entre todos vosotros que sea el más pequeño», dijo Jesús, «será el más grande» (Lc 9,48)

Poseedor del mayor tesoro, por una gracia extraordinaria del Padre Eterno, José, lejos de jactarse de sus dones o de hacer alarde de sus ventajas, oculta cuanto puede a los ojos mortales, disfrutando tranquilamente con Dios del misterio que le había sido revelado.

«LOS SACERDOTES QUE TENGAN DEVOCION A MI CORAZON Y LA DIFUNDAN, TENDRAN LA GRACIA CONCEDIDA POR DIOS DE TOCAR LOS CORAZONES MAS ENDURECIDOS Y CONVERTIR A LOS PECADORES MAS OBSTINADOS»

(San José el 8 de marzo de 1998 a Edson)

En el pasado, las devociones y consagraciones a los Corazones de Jesús, María y José estaban muy extendidas. San Juan Eudes fue quien promovió esta devoción a los tres corazones unidos. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús tuvo su origen en las apariciones de Jesús a Santa Margarita María Alacoque. Más tarde, San Antonio María Claret difundió por todas partes la devoción y la consagración al Corazón de María.

Las apariciones de Fátima, ya en el siglo XX, reforzaron esta devoción. La propia Virgen mostró, durante una de las seis apariciones, Su Corazón rodeado de espinas, pidiendo reparación. Volvió con el Niño Jesús en 1925, en el convento de Pontevedra, en España, y pidió a Sor Lucía que el mundo se consagrase a Su Corazón Inmaculado y que se practicase la devoción los cinco primeros sábados de mes.

Sin embargo, ya en el siglo XVIII, las Carmelitas Descalzas de Santa Teresa de Ávila promovieron la devoción y la consagración (esclavitud) al Corazón de San José. En ese siglo aumentó notablemente la devoción a los tres corazones unidos, y como testimonio de ello existen, además de libros y cofradías, incluso santuarios dedicados a los tres corazones unidos de Jesús, María y José.

Cabe mencionar también que en la última aparición de Fátima, el 13 de octubre de 1917, en el momento del famoso «milagro del sol», los confidentes Lucía, Francisco y Jacinta vieron a la Sagrada Familia bendiciendo al mundo.

Hoy, con Sus apariciones en las ciudades de Manaus e Itapiranga, Jesús y María recomiendan una vez más la devoción al Corazón castísimo de San José, como canal de gracias para las familias de todo el mundo. Cuando el Papa Juan Pablo II lanzó su Exhortación Apostólica en su Encíclica Redemptoris Custos (Defensor del Redentor, el 15 de agosto de 1989), hablando de la persona de San José, de su vocación y misión de Defensor de Jesús y de su Iglesia, aún no se había producido en la historia de la Iglesia Católica una aparición de Jesús o de la Virgen María que hablara de la devoción al Sacratísimo Corazón y de su unión a Sus Santísimos Corazones.

En la Encíclica, sin embargo, como vimos antes, el Papa, mencionando la opinión de San Agustín y de Santo Tomás de Aquino, nos habla de la constante«unión indivisible de las mentes, en la unión de los corazones y en el consenso, elementos que se verificaron mediante el santo matrimonio de José con su esposa María, que estaba encinta de Jesús por obra del Espíritu Santo». El Papa afirma además: «San José, después de María, fue la persona que más participó en el misterio de la Encarnación». Fue el Papa Pío IX quien declaró a San José Patrón Universal de la Iglesia Católica (el 8 de diciembre de 1870).

Ahora que nos acercamos al nuevo milenio, tenemos muchas razones para invocar la protección de San José. Que Él aleje de nosotros la plaga de los errores y los vicios. Que nos ayude en la lucha contra el poder de las tinieblas y, como ayudó a María y a Jesús, nos defienda de las asechanzas del enemigo y de toda adversidad. Procuremos ser más sensibles a las cosas de Dios y aprendamos de San José a servir a la economía de la salvación.

San José es el maestro ejemplar al servicio de la misión salvadora de Jesús. Él nos muestra el camino de la alianza salvadora en este fin de milenio en el que sigue realizándose cada vez más la plenitud del tiempo que forma parte del misterio inefable de la Encarnación del Verbo.

«Que San José obtenga para todos la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». Esta declaración del Papa, hecha el 15 de agosto de 1989, prácticamente aceleró estos nuevos tiempos de gracias y bendiciones para la Iglesia y para el mundo, pues pocos días después, el 1 de septiembre de ese mismo año, Dios comenzó a realizar Su obra divina en la Amazonia, preparando en silencio a Edson y a su madre María do Carmo, mediante gracias y dones particulares, para las apariciones de Nuestra Señora que iban a ocurrir en los años venideros.

En aquella época, Edson no sabía nada de lo que el Papa había declarado a la Iglesia en el año 1989, porque aún era muy joven, sólo tenía casi 17 años, pero fue el propio deseo de Dios que esta devoción le fuese revelada para difundirla por el mundo. No es que él fuera mejor que los demás.

De hecho, Edson siempre se consideró el más insignificante de todos, recordando a menudo las palabras que su propio padre solía decirle en el pasado cuando tenía dificultades con los estudios y no salía bien en los exámenes escolares: «Este chico será un inútil. No se esfuerza y no le importa nada. Nunca será nadie en la vida». Decía esto porque pensaba que Edson no estudiaba, no se esforzaba o que era un vago, pero a Edson no le iba bien en la escuela porque los estudios para él siempre eran muy complicados y difíciles de entender. Todos sus estudios eran un gran sufrimiento, porque no entendía muy bien las cosas, sobre todo las asignaturas exactas. Hasta el día de hoy está asombrado y sorprendido de cómo consiguió terminar el bachillerato.

Dios permitió todo esto para que nunca se envaneciera y «siendo el elegido» para hablar de sus mensajes y de las glorias y virtudes de San José en el milenio que terminaba y en el nuevo milenio que iba a comenzar, fuera siempre humilde y reconociera su nada, porque todo lo que conoce es pura gracia de Dios y no mérito propio. Así Dios cumplió el deseo del Papa: San José vino verdaderamente a ayudar a la Iglesia y al mundo, obteniendo para nosotros las bendiciones del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, con la devoción a Su Corazón castísimo.

«COMO EN LA SANTA TRINIDAD DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO LAS TRES PERSONAS TIENEN UN SOLO CORAZON, ASI EN LA TRINIDAD DE JESUS, MARIA Y JOSE, LOS TRES CORAZONES FORMAN UN SOLO CORAZON»

(San Juan Eudes)

La virginidad de San José

Varias veces podemos encontrar en los mensajes recibidos de Jesús y de la Virgen, el término 'virginal', relativo a la persona de San José. ¿Cómo podemos entender estos mensajes que nos hablan de Su virginidad y pureza? Algunos Padres orientales, teniendo en cuenta los escritos apócrifos, aceptaron la hipótesis del matrimonio anterior de José; en este caso, los hermanos del Señor serían Sus hermanastros.

Esta solución, que parece poner todo en orden, no hace más que añadir contradicciones y dudas en lugar de resolverlas. Si José tuvo hijos de un matrimonio anterior, que serían legítimos, estos hijos serían, por derecho, Sus herederos privilegiados. El primero de estos hijos sería el heredero de David, no Jesús. En este caso, la descendencia davídica del Mesías quedaría arruinada en sus cimientos. Algunos opositores de la Iglesia quisieron ver -como muchos siguen manteniendo hoy- en los hermanos y hermanas del Salvador la prueba de que José y María tuvieron otros hijos después del nacimiento de Jesús.

San Jerónimo, particularmente dedicado al estudio de las Sagradas Escrituras, reaccionó enérgicamente contra tal suposición. En su tratado contra Elvid, escribe:"¿Qué decís? ¿Que María no permaneció Virgen? Ahora afirmo mucho más de lo que tú niegas. Afirmo que no sólo María permaneció Virgen, sino que también San José permaneció virgen, de modo que de un matrimonio virginal nació un hijo virgen... Permaneció virgen con la Virgen que merecía ser llamada padre del Señor» (Ad. Hel.19)

También demostró que el problema de los hermanos y hermanas se resuelve fácilmente sin recurrir a la hipótesis de un matrimonio anterior de San José. Para poner en duda la virginidad de María y José, cita también un versículo de Mateo:"Recibió a su esposa en su casa. Pero no la conoció hasta el día en que dio a luz un hijo. Y le puso por nombre Jesús» (Mt. 1:25), que algunos interpretan como que esto implicaría que se habían casado en fecha posterior. Tal argumento no prueba nada, porque la expresión«no la conoció hasta el día» no tiene el significado temporal que se pretende y no excluye el estado de virginidad permanente de ambos.

Así, se dijo que Micol, la esposa de David,«no tuvo hijos hasta que murió» (2 Sam 6,23). ¿Debe concluirse entonces que no tuvo hijos después? Jesús nos dice que estará con nosotros«hasta el fin del mundo» (Mt 28,20). ¿Significa eso que no estará con nosotros después?

La razón de la virginidad perpetua de María y José nos la indica claramente la Iglesia desde el principio de los primeros siglos. San Epifanio dijo una vez "José y María eran ambos perfectamente justos. Cuando José comprendió que el niño concebido en María procedía del Espíritu Santo, no pudo atreverse, tras una gran intervención de Dios, a tener un contacto más íntimo con Aquella que había merecido llevar en su seno a Aquel a quien el cielo y la tierra no pueden contener en su gloria» (Haer. 3,78,8).

Así pues, Jesús mismo es la primera razón de la virginidad de María y José. San Epifanio añade «Si en nuestros días las vírgenes obtienen de Jesús la fuerza para conservarse y mantenerse puras, ¡con cuánta mayor razón debemos atribuir esta fidelidad a José y María!»

El Verbo Encarnado es la razón de ser y el sustento de la virginidad no sólo de María y José, sino también de todos aquellos hombres y mujeres que se consagran al servicio del Señor. Lo mismo hay que decir de la castidad conyugal: El matrimonio cristiano no es una bella ceremonia que pasa, sino que es un sacramento, es decir, un signo de la presencia santificadora de Jesucristo. El matrimonio y la virginidad están orientados hacia el gran misterio del Hijo de Dios que vino a desposar nuestra naturaleza humana en el seno de la Virgen María.

«SALVE JOSÉ, HIJO DE DAVID , JUSTO Y VIRGINAL, LA SABIDURÍA ESTÁ CONTIGO...»

En el mensaje del 7 de enero de 2008, Jesús mismo dictó a Edson la oración del Ave José, añadiéndole algunas palabras:

Salve José, hijo de David, varón justo y virginal, la Sabiduría está contigo, bendito eres entre todos los hombres y bendito es Jesús, fruto de María, tu fiel esposa. San José, digno Padre y Protector de Jesucristo y de la Santa Iglesia, ruega por nosotros pecadores y obtén para nosotros de Dios la Divina Sabiduría, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Y entonces Jesús dijo a Edson

Jesús «Así honráis aún más a Mi virginal Padre José, glorificando y exaltando Su santo nombre como Protector de la Santa Iglesia e intercesor que os obtiene las gracias necesarias de Mi Divino Corazón para vuestra salvación para vuestras necesidades corporales y espirituales, así como la Sabiduría Divina que muchos hombres necesitan hoy, en estos tiempos, para ser justos y santos, amando la justicia, pues la Sabiduría nunca entrará en el alma malvada, ni morará en el cuerpo sujeto al pecado.»

"De este modo quiero mostrar al mundo y a la Iglesia lo puro y santo que era Mi Padre José a Mis ojos, a los ojos de Mi Padre del Cielo y ante el Espíritu Santo, que lo eligió para tan gran misión. La Santísima Trinidad envolvió a San José con su bendición y su gracia y lo santificó ya desde bebé en el vientre de Su madre Raquel, por medio del Espíritu Santo, el santificador de las almas."

"Difunde este mensaje Mío a la Iglesia y al mundo y sé un hijo justo, casto, prudente, fuerte, obediente, fiel y paciente, lleno de amor, que acoge las gracias de Dios como hizo Mi amado Padre José durante toda Su vida. Imita sus virtudes, las virtudes de Mi virginal Padre José, y tú y todos los demás que escuchen y vivan este mensaje creceréis en gracia y santidad. Te bendigo a ti y a toda la Iglesia: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

Con este mensaje, Jesús quiere mostrarnos tres cosas, con las palabras añadidas en la oración del Ave José:

El término «hijo de David», a cuya Tribu de Israel pertenece San José y de la que Él reina como Patriarca, además de la ascendencia davídica que debe atribuirse a Jesús;

«virginal», mostrando a la Iglesia y al mundo la virginidad de San José. De ahí que entendamos que si San José tiene un Corazón casto, entonces es puro y virginal en todo su ser: de mente, cuerpo, corazón y alma.

Como nos dice Jesús en las Bienaventuranzas: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios » (Mt 5,8), San José no sólo vio, sino que tocó, abrazó y besó a Aquel a quien el cielo y la tierra no pueden contener, cubriéndole con Su manto protector y defendiéndole contra todo mal y peligro.

«Protector de la Santa Iglesia», San José fue declarado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1870, Patrón y Protector Universal de la Iglesia Católica. Jesús recordó este acontecimiento en el mismo mensaje del 7 de enero de 2008:

Jesús «La Iglesia lo ha declarado Patrón y Protector y es Mi voluntad que así sea y que todos los hombres recurran a este Hijo de David y hombre justo que es Mi Padre virginal».

"SAN. JOSÉ... OBTÉN PARA NOSOTROS DE DIOS LA SABIDURÍA DIVINA..."

Hablaremos ahora del don del conocimiento, que, como nos dice San Gregorio, destruye el ayuno de la ignorancia. El Espíritu Santo obtiene tres cosas del don del conocimiento: defiende la fe, acude en ayuda de la piedad, preserva la razón sana y recta en medio de tantas razones perdidas y perversas. Estos tres actos se originan en el juicio que forma la ciencia. El don del conocimiento se manifiesta en la inteligencia, pero procede de la caridad que existe en la voluntad y nos hace juzgar correctamente las realidades que se interponen entre nosotros y Dios. Esta excelencia del juicio nos permite ver los errores de los filósofos y nos proporciona los medios para combatirlos. De este modo ayudamos a los hombres piadosos y apoyamos a los que no lo son. «Estos actos proceden de la ciencia como de una causa noble, cuyo principal efecto es el juicio» (Isolanis).

Se nos ocurre recordar lo que San Agustín dice de la ciencia, que es la Doctrina Sagrada: «Por medio de la ciencia se produce, alimenta, fortifica y defiende la sana fe, la que conduce a las bienaventuranzas». Y más adelante: "El objeto de la ciencia es la defensa de la fe contra los impíos, a fin de sostener a las almas fieles. La ciencia, que es un don del Espíritu Santo, y la Sagrada Doctrina, teniendo el mismo fin, juzgan el mismo objeto, pero una lo hace por inspiración y la otra por conocimiento conquistado». (Ciudad de Dios, 14).

Con estas observaciones vemos que San José tenía el don del conocimiento en un grado eminente, sólo inferior al de la Santísima Virgen. De hecho, no sólo defendió la fe, sino también al Autor de la fe, al que alimentó, y fue el predecesor del mundo. José protegió a la Reina del cielo y de la tierra de innumerables peligros, la sostuvo y la alimentó con el fruto de Su trabajo. Para vivir de forma conforme a la piedad de Cristo y de Su Madre, vivió una fe sana, en medio de un pueblo corrompido.

Seguramente José era un hombre de espíritu profundo y vasta inteligencia, e iluminado por la luz divina. Tenía nociones superiores en lo que se refería a las cosas sensibles, a la naturaleza del alma, a la moral y a los ángeles, nociones que nunca poseyeron los más grandes teólogos ni los más sabios filósofos. Vio a los Ángeles que se le aparecían en sueños. Así conoció al mismo tiempo las causas y los efectos del conocimiento que llegó a Su alma con las gracias que le fueron transmitidas a través de Cristo.

No nos cabe duda de que después de la conversación pública entre Jesús y los doctores del Templo, José también guardó en Su corazón, al igual que María, las preguntas que se referían a las cosas divinas, y que recibió enseñanzas indecibles. Su espíritu se elevó a la más alta contemplación y Su corazón se entregó por entero al estudio de la sabiduría. Su alma estaba como regada por esta fuente, este pozo de agua viva que mana abundantemente del Líbano. En ella se formó una fuente de agua viva cristalina para la vida eterna. Sería miope dudar de que San José no fuera un hombre de espíritu elevado: Él mismo vivió muchos años con sabiduría en persona y recibió de Jesús un conocimiento muy profundo.

«LAS ALMAS DEVOTAS DE MI VIRGINAL PADRE JOSÉ SE BENEFICIARÁN DE LA VISIÓN BEATÍFICA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD Y TENDRÁN UN PROFUNDO CONOCIMIENTO DEL DIOS UNO Y TRINO»

(Jesús el 10 de marzo de 1998)

La juventud de la paternidad

En cierta mitología cristiana que nos es familiar, el Padre es representado como un anciano colérico. Sería el Dios celoso del Antiguo Testamento, que «castiga la culpa de los padres sobre sus hijos y los hijos de sus hijos hasta la tercera y cuarta generación» (Ex 34,7). Se parece más al dios pagano Júpiter que al Dios Creador, «lento a la cólera, rico en bondad y fidelidad» (Ex 34,6; cf. Sal 103,8). Esta iconografía nos hace contemplar a un anciano airado, frustrado de nuestro amor. Pero, ¿cuántos años tiene José? Podríamos responder que es eternamente joven o que no tiene edad. Pero si hacemos referencia a la paternidad humana, debemos observar que es un padre muy joven, de entre veinticinco y treinta años.

¿Cómo podemos imaginar el matrimonio entre la Virgen, que entonces tendría dieciséis años, y un anciano que ya tenía más de cincuenta? Según la ley hebrea, es una vergüenza que un joven de diecinueve años no esté casado todavía. Además, el Talmud (literatura rabínica que relata la Ley oral y comenta la Ley hebrea escrita) afirma que un hombre sin cónyuge no es más que medio hombre. En las apariciones ocurridas en Manaus y en Itapiranga a Edson y Maria do Carmo, el Esposo de la Virgen María se les aparece con un rostro muy joven. Nunca antes en la historia de la Iglesia se había dado un hecho tan singular: la ocurrencia de apariciones tan largas de San José en las que Él se presenta todavía con un aspecto juvenil y hermoso, como si quisiera mostrarnos y darnos respuestas a tantas preguntas que han surgido a lo largo de los años sobre su persona o su relación con la Virgen María o con Jesús.

Edson tuvo muchas revelaciones sobre los momentos de intimidad familiar que San José tuvo con Jesús o con la Virgen. Estas visiones fueron a menudo retratadas en los dibujos que realizó, en los que nos muestra al Esposo de la Virgen como un joven padre y esposo, en sus 25 a 28 años de edad más o menos, ocupándose santamente de Sus deberes de padre y esposo en la Sagrada Familia de Nazaret. Podemos ver, por tanto, que San José, cuando se casó con la Virgen Inmaculada, no tenía una edad avanzada como se podría creer, sino que era un joven en el vigor de Sus aptitudes físicas y naturales que supo vivir un matrimonio santo y casto al lado de la Virgen Pura y de Jesús, Pureza Encarnada; enseñar a todos los hombres y mujeres, jóvenes o niños, que es posible en nuestros tiempos actuales, rodeados de ideas mundanas, impureza y búsqueda desenfrenada del placer, vivir un matrimonio santo y puro unido especialmente al amor infinito de Dios, consagrándose y santificándose en Jesús, la Pureza suprema. ¿No es ésta una respuesta preciosa para nuestro tiempo difícil que tantas familias y parejas están atravesando, que tantos cardenales, obispos y sacerdotes y muchos fieles esperaban oír, y que fue respondida y mostrada en las apariciones que tuvieron lugar en Itapiranga, en el Amazonas?

¿Es la resurrección de San José y su asunción una exageración piadosa, una visión mística rica en enseñanzas para la vida espiritual, o, en cambio, el futuro de una teología relativa a San José, en la que la Iglesia podrá reconocer la revelación de una antigua intuición de un tipo de asunción del santo? Podemos retener que esta última hipótesis no carece de futuro, partiendo de la exégesis de Santo Tomás de Aquino sobre el Evangelio de Mateo para llegar a una opinión iluminada, llena del coraje del Espíritu Santo, del obispo San Francisco de Sales.

¿Qué nos enseña el capítulo 27 del Evangelio de Mateo? Intentemos detenernos lo más posible en el texto palabra por palabra:"Entonces el velo del santuario se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló y las rocas se partieron. Se abrieron los sepulcros y resucitaron muchos cuerpos de los santos difuntos. Y saliendo de los sepulcros después de la resurrección de Jesús, entraron en la Ciudad Santa y fueron vistos por muchos." Mateo es el único que narra este extraño episodio, que no añade nada nuevo al testimonio de los que habían visto a Cristo resucitado, testimonio que, unido al del Espíritu Santo, es la base de nuestra fe cristiana. Aquí el Evangelista da testimonio de una realidad de otro orden.

Algunos de los amigos del Señor,«muchos», dice el versículo 52, pueden asociarse a Su resurrección antes de Su segunda venida en gloria. «En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, al toque de la trompeta final, sonará la trompeta, y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados». El apóstol, en el fervor escatológico que reinaba en la época del Segundo Templo y de la Iglesia de origen, espera que este acontecimiento sea casi un eco, cercano en el tiempo, de la resurrección que tuvo lugar al tercer día.

Ya en el episodio de la Transfiguración, que anuncia la pasión, vemos aparecer a Elías y a Moisés: el primero fue transportado por un carro de fuego, el segundo expiró en el beso de Dios en el monte Nebo. Al igual que Enoc, éstos anuncian la victoria definitiva de Dios sobre la muerte, pues Dios no quiere que Sus amigos conozcan la corrupción.

San Francisco de Sales dice:«¿Qué más debemos añadir si no es que no debemos dudar en absoluto del hecho de que este glorioso santo ha tenido mucho crédito en el cielo con Aquel que lo eligió tanto como para elevarlo en alma y cuerpo; debemos tener muy en cuenta el hecho de que no tenemos en la tierra ninguna reliquia de San José y que nadie puede dudar de esta verdad; es más, ¿cómo podría negarle esta gracia a San José Aquel que le fue tan obediente en el curso de su vida terrena?».

Por cierto, en las vidas de los santos nunca se habla de una visión, sino de una aparición, como la de Cotignac, aparición que la Iglesia ha reconocido como tal. La aparición presupone una realidad corpórea, como señala el Diccionario de Teología Católica: «La aparición es de un tipo distinto de la visión, que no implica necesariamente la existencia real del objeto percibido, mientras que la aparición la presupone». Se diferencia, por tanto, de la visión puramente espiritual, como la visión intuitiva de Dios por parte de los bienaventurados, y de las visiones meramente imaginarias que pueden tener lugar en los sueños o en las condiciones de éxtasis o arrebato. Se trata de una visión que se manifiesta en los sentidos externos. Se llama aparición en relación con el objeto que aparece a los sentidos, y visión, en relación con quienes perciben el objeto que aparece. Los ángeles pueden aparecer físicamente, comiendo o bebiendo, porque representan a Dios mismo, al Padre o a la Trinidad, que no pueden ser percibidos por los sentidos. El ángel que luchó físicamente con Jacob no era otro que el propio Cristo, y Jacob, que se convirtió en Israel, afirma haber visto el rostro de Dios. Estas manifestaciones angélicas están casi relacionadas con la Antigua Alianza y anuncian la Encarnación de Dios.

La muerte de San José fue una muerte privilegiada; como la de la Santísima Virgen: fue, como nos dice San Francisco de Sales, una muerte de amor (Tratado del Amor de Dios, I.VII, cap.XIII). Sostiene que las resurrecciones posteriores a la resurrección del Señor fueron definitivas, y que José entró en el cielo en cuerpo y alma. La asunción de San José no es todavía un dogma de fe, pero podemos tener en cuenta todas estas indicaciones que nos ayudan a comprender mejor esta realidad cada vez más aceptada. San Bernardino de Siena nos dijo: «Hermanos míos, os aseguro que San José está en el cielo en cuerpo y alma, resplandeciente de gloria».

¿No sería ésta una de las razones de la devoción a su castísimo Corazón? ¿Para ayudarnos a comprender este hecho de su asunción al cielo en cuerpo y alma? Cuando tuvieron lugar las apariciones de Nuestra Señora en Fátima, la Iglesia aún no había declarado al mundo el dogma de la Asunción, que fue pronunciado sólo unos años más tarde, el 1 de noviembre de 1950, por el Papa Pío XII. En Fátima, Nuestra Señora mostró a la Iglesia y al mundo su Corazón Inmaculado. Ahora bien, si la Madre de Dios que estaba en el cielo tenía un corazón, entonces concluimos que también tenía un cuerpo glorioso. Podemos entonces, a partir de esta hipótesis, afirmar que San José, que mostró su Corazón castísimo a Edson, también está en el cielo en cuerpo y alma, lo que fue confirmado varias veces por Jesús y María, durante las apariciones ocurridas en Manaus e Itapiranga.

Jesús le reveló que un día la Iglesia reconocerá esta gran gloria que Su padre virginal José recibió de la Santísima Trinidad, con Su Asunción, y que esta verdad será proclamada y celebrada en todo el mundo, engrandeciendo el nombre de San José. Muchas veces, durante las apariciones, Edson puede tocar a San José y sentirle como una persona viva que tiene cuerpo. Esto ha ocurrido varias veces y sigue ocurriendo hoy en día. Podemos tener en cuenta lo que Isidoro Isolani, dominico a principios del siglo XVI, justo en el momento en que nació Santa Teresa de Ávila, anunció como una verdadera profecía sobre el misterio y la gloria de San José:

Jesús: "El Señor, para honrar Su nombre, quiere colocar a San José como cabeza y patrón, cabeza de la Iglesia Militante. Antes del día del juicio futuro, todos los pueblos conocerán, venerarán y adorarán el nombre del Señor por los magníficos dones que quiso hacer en San José, dones que habían permanecido ocultos durante mucho tiempo. Entonces el nombre de San José abundará sobre todos los bienes de la tierra. Se construirán iglesias en su honor. Los pueblos de la tierra celebrarán sus fiestas y le harán votos, porque el Señor abrirá los oídos de sus mentes y los grandes hombres reconocerán los dones interiores que Dios ha escondido en San José y encontrarán un tesoro precioso que no podía hallarse en ningún patriarca del Antiguo Testamento. Todo esto ocurrirá sobre todo gracias a las sugerencias que darán los santos ángeles. San José, desde el cielo, concederá muchas gracias a las personas que le invoquen, y Él mismo, rodeado continuamente por la majestad de su gloria, no pedirá nada a cambio a ningún mortal. El nombre de San José será colocado con gran honor en el calendario de los santos, y ya no será el último, sino el primero, porque se instituirá para Él una fiesta importante y venerada. El Vicario de Jesús en la tierra, siguiendo la inspiración del Espíritu Santo, ordenará que se celebre en toda la Iglesia militante la fiesta del Padre adoptivo de Jesucristo, del Esposo de la Reina del mundo, de un hombre tan santo. Y así Aquel que siempre fue exaltado en los cielos, nunca será disminuido en la tierra». (Summa de donis sancti Joseph, 1522) y el autor añade que todos estos descubrimientos serán fuente de gran alegría para la Iglesia.

Nuestra Señora "San José es uno de los grandes santos ante Dios. Muchos todavía no saben darle la veneración que merece, no comprenden que fue un instrumento muy importante en la obra salvadora de Mi Hijo Jesús». (Nuestra Señora el 25 de diciembre de 1996).

José, el Justo del Señor

El Evangelio, en Mt 1,19, nos dice: «José, su esposo, siendo justo». Así es como nos presenta a San José el evangelista Mateo. El término hebreo para «el justo» es sadiq, palabra clave en la ética judía, que designa tanto la justicia como la caridad (sedaqà) y que recuerda la verdad, inseparables la una de la otra. El término sadiq designa en la Biblia al hombre justo y devoto apegado a los mandamientos de Dios (Cf. Salmo 92:13).

En consecuencia, este apelativo se utiliza para designar a los grandes líderes espirituales y a los fundadores de las diversas comunidades de jasidim -hebreos fervorosos-, como el Baal Shem Tov o el rabino Nahmam di Braslav en el siglo XVIII. Observando la tradición de Israel podemos preguntarnos: ¿qué clase de justo, de sadiq era San José? El Talmud nos dice Cinco cosas son una sesentava parte de una cosa: son el fuego, la miel, el Shabat, el sueño y el sueño. El fuego es una sexagésima parte del infierno; la miel, una sexagésima parte del maná; el Shabat, una sexagésima parte del mundo venidero; el sueño, una sexagésima parte de la muerte; el sueño, una sexagésima parte de la profecía, y el sadiq, el justo, ¡es una sexagésima parte del mesías!

El justo participa en la redención del mundo. Lo que le caracteriza es su actuación personal, su responsabilidad ante el mundo. En la mentalidad hebrea, el justo, el sadiq, es el que reconoce el fundamento absoluto de la Ley y su valor moral. El hombre religioso que está personalmente en contacto continuo con lo absoluto de Dios a través del amor se llama hassid, ferviente, fiel por generosidad; pero cuando este hombre enseña, eleva al pueblo por la irradiación de su presencia y por la integridad de su camino, se convierte en un sadiq (hombre justo), un fiel en el que la generosidad, por la eficacia de su obra, ilumina al pueblo en la ortodoxia de su fidelidad y su amor.

San José es sin duda el hombre del shalom (de la raíz shin-lamed-mem), de la paz justa, es decir shalem, de la plenitud, de la felicidad de un alma unida en Dios, que trae en sí misma la realización perfecta. A José se le llama justo porque con todo su corazón vuelto hacia Dios, con toda su alma orientada por Él y con todas sus fuerzas abrazó la integridad, eligió la fidelidad auténtica. El mero hecho de que San José fuera llamado justo implica que ejerció un importante papel público y social. Este término hebreo nos permite conjeturar que ejerció una considerable influencia espiritual en la comunidad judía de Nazaret y, puesto que era un sadiq, Su enseñanza era buscada por el pueblo, que lo consideraba una especie de modelo de adhesión a Dios al que podían consultar y tomar como ejemplo de su integridad en la Torá y el servicio a Dios.

San José, el sadiq, el justo, el hijo de Jacob, de la Tribu de Judá, no era ciertamente ese anciano, que las imágenes piadosas de los primeros siglos quisieron presentarnos como ese José mudo y reservado, disfrazado de proletario cándido y apuesto, que no es más que una caricatura ingenua. Yosef, José, el sadiq, el justo, es en cambio un hebreo practicante. La espiritualidad y fidelidad que heredó de su padre Jacob, y que a su vez transmitirá al niño que Jesús le confió, es una espiritualidad precisamente farisea, fundada en el amor a Dios y al prójimo mediante la observancia amorosa de la Torá y los Mandamientos.

De Su padre Jacob, ocho días después de Su nacimiento, en el momento de la circuncisión que le hizo entrar en la alianza de Abraham, recibe Su nombre Yosef, que en hebreo significa «el que reúne, el que añade, el que crece». A temprana edad, es educado primero por Su madre, que le transmite el sonido de las palabras, las melodías de las oraciones y los principios del alfabeto de Su lengua, y luego, a los cinco años, por Su padre, que le introduce en el aprendizaje de la Torá. Como dice el Talmud: «A los cinco años se está preparado para las Escrituras; a los diez, para la Misná; a los trece, para los Mandamientos; a los quince, para el Talmud; a los dieciocho, para el baldaquino nupcial» (Avot, 5,2).

La enseñanza religiosa se practicaba de dos maneras: en la familia, lo que se llama el pequeño santuario, y en la escuela, una sala anexa a la Sinagoga que más tarde, en Europa central, recibió el nombre de Heder y que designa la escuela elemental religiosa a la que todo niño hebreo debía asistir antes de poder ingresar en la escuela talmúdica. En la tradición hebrea, cada padre tenía la responsabilidad, mediante la iniciación de sus propios hijos en el conocimiento de la Torá, de hacer de ellos sólidos anillos en la cadena ininterrumpida que debía transmitir intacta la herencia religiosa de generación en generación.

El Mandamiento: "¡Estas palabras que hoy te ordeno estén en tu corazón! Se las inculcarás a tus hijos, y hablarás de ellas sentado en tu casa y andando por tu camino, acostado y de pie» (Dt. 6:6-7), se tomaba muy en serio y formaba parte de la oración del Shêmá Israel pronunciada por la mañana y por la noche. A la edad de 13 años, José había alcanzado Su plenitud religiosa y debía estar preparado para cumplir todos los compromisos religiosos de los adultos, a los que estaba sometido; ser capaz de asumir el juicio de la Torá y sus 613 mistsvot (mandamientos) y convertirse en un miembro efectivo de la comunidad de Israel, responsable de sus actos ante Dios. Esta ceremonia se denomina Bar Mistsva, o seha «hijo de la mistsva» o «hijo del precepto», es decir, «ligado a la observancia de los Mandamientos». (Frére EPHRAIM, Jésus juif pratiquant, cit., p. 205/Ibid., p. 45).

La unión de los corazones de Jesús, María y José

Como se desprende de los textos evangélicos, el matrimonio de María es el fundamento jurídico de la paternidad de José. Fue para garantizar la protección paterna a Jesús por lo que Dios eligió a José como esposo de María. Por tanto, la paternidad de José -relación que lo sitúa lo más cerca posible de Cristo, término de toda elección y predestinación (Cf. Rm 8,28- 29)- pasa por el matrimonio con María, es decir, por la familia. Los evangelistas, aunque afirman claramente que Jesús fue concebido por obra del Espíritu Santo y que en ese matrimonio se conservó la virginidad, llaman a José esposo de María y a María esposa de José. El hijo de María es también hijo de José, en virtud del vínculo matrimonial que los une:

En razón de ese matrimonio fiel, ambos merecieron ser llamados padres de Cristo, no sólo la Madre, sino también el que fue Su padre, del mismo modo que Él fue el esposo de la Madre, el uno y la otra a través de la mente y no de la carne. Al analizar la naturaleza del matrimonio, tanto San Agustín como Santo Tomás de Aquino lo sitúan constantemente en la unión indivisible de las mentes, en la unión de los corazones y en el consenso; elementos que, en aquel matrimonio, se verificaron de manera ejemplar El Salvador comenzó la obra de la salvación con esta unión virginal y santa, en la que se manifiesta su voluntad omnipotente de purificar y santificar la familia, que es el santuario del amor humano y la cuna de la vida.

En Itapiranga, Jesús, María y José hablaron muchas veces a Edson de la devoción de sus tres Corazones unidos en el amor. Esta unión de sus Santísimos Corazones puede comprenderse en la conclusión formulada por

San Juan Eudes en el siglo XVII: "María y Jesús forman un solo corazón, verdad válida por el hecho de que todo el ser físico de Jesús se formó en María y, por otra parte, la pureza de su amor no tiene parangón. Pero María y José forman en sí mismos un solo corazón, porque de este modo dos seres de excepcional pureza, valor, profundidad se unen por el vínculo conyugal del matrimonio, en cuyo sentido profundo está en el principio la unidad de una comunión. Así se verifica, en efecto, la doble obra maestra del Espíritu Santo, perfectamente simple, armoniosa y unificada: Dios habló una vez y dos veces oí (Salmo 62:12): percibimos dos obras donde sólo hay una». La consecuencia primordial, en el corazón de este episodio en el Templo, está en el Corazón de la Virgen, la unión perfecta de los Corazones de Jesús y José.

Aquí están los mensajes:

El 20 de noviembre de 1995, la Santísima Virgen dijo:

Nuestra Señora "Reza siempre a San José. Él te defiende y te protege siempre de los ataques de Satanás. San José es un gran santo ante Dios, porque todo lo consigue por su intercesión ante la Santísima Trinidad. La Santísima Trinidad le colmó de numerosas gracias para que pudiera llevar a cabo la tarea de ser el protector del niño Dios en este mundo. Y hoy, San José está en la gloria del cielo con la Santísima Trinidad rezando por vosotros, por la salvación eterna de cada uno de vosotros y para que podáis comprender bien las llamadas de vuestra Madre Celestial."

El 25 de diciembre de 1996, de nuevo la Virgen habló a Edson sobre San José:

Nuestra Señora: "Amados hijos, en vuestras vidas y en vuestras familias pedid siempre la protección de mi amado y castísimo esposo José. San José es uno de los grandes santos ante Dios. Muchos aún no saben darle la veneración que merece. No comprenden que Él fue un instrumento muy importante en la obra salvadora de Mi Hijo Jesús. Si no fuera por San José, ¿qué sería de Mí y de Mi Hijo Jesús en la persecución sufrida por Herodes? Pensad, hijos, cuánto tuvo que sufrir Mi castísima esposa para poder sostener al Salvador del mundo y darle al menos una vida digna al lado de Su Madre Celestial. Que todos los padres y madres confíen a todos sus hijos y a sus familias a la protección de San José».

El 25 de diciembre de 1996, Edson tuvo la primera aparición del Corazón castísimo de San José. Tuvo lugar en su casa, en Manaus. Fue a las 21:00, un miércoles.

«Estaba rezando el rosario y, cuando lo terminé, me sorprendió una gran luz que iluminaba el salón de mi casa. Tuve una visión muy hermosa de Nuestra Señora y San José, que tenían al Niño Jesús en brazos. Los tres aparecieron vestidos con túnicas del oro más puro, que tendían a ser de color claro, y me mostraron sus santísimos corazones. Era la primera vez que veía el Corazón castísimo de San José.

«El Niño Jesús y Nuestra Señora me mostraron Sus Santísimos Corazones y señalaron, indicando con ambas manos al Corazón de San José, que estaba rodeado de 12 lirios blancos, y vi que la cruz de Cristo y la «M» de María estaban impresas en ellos en forma de heridas. Comprendí por una luz interior, que los 12 lirios representan la pureza y la santidad de San José, que siempre fue puro, casto, y vivió la santidad en grado sumo en Su corazón, cuerpo, mente, en definitiva, en todo Su ser. Los 12 lirios también representan las 12 Tribus de Israel, de las que San José reina como patriarca. La Cruz y la «M» de María grabadas en el corazón de San José significan que Él amó e imitó a Jesús y a María con todo Su corazón y en profundidad. Y tienen forma de heridas porque San José compartió los sufrimientos de Jesús y María, con Sus dolores sufridos en el corazón y en el alma, participando también en el misterio de la redención.»

«Durante la aparición, vi rayos de luz que salían de los Corazones del Niño Jesús y de Nuestra Señora, yendo hacia el Corazón de San José, y desde allí, estos rayos se dirigían al mundo. Estos rayos representan el amor uno y trino de los Sagrados Corazones de Jesús, María y José, igual que la Santísima Trinidad es una y trina en el amor. Los rayos que salen de los Corazones de Jesús y de Nuestra Señora y se reflejan en el Corazón de San José significan también que este Corazón castísimo imitaba en todo a Jesús y a María y recibía de Ambos todas las gracias y virtudes. Pues, Jesús y María compartieron todo con San José y no le negaron nada en agradecimiento por los favores y servicios tributados a los dos.»

«Y ahora, de forma extraordinaria y en retribución divina por tanta ayuda, Jesús y María, piden que junto a la devoción de Sus dos santísimos corazones, la devoción al Corazón de aquel a quien tanto amaron en la tierra y que ahora aman eternamente en el cielo: San José, sea glorificada y añadida. Los rayos que salen del Corazón de San José y se dirigen al mundo son todas las gracias, bendiciones y virtudes, así como todo el amor puro y santo que Él recibió de los Corazones de Jesús y de María y que San José derrama ahora sobre todos los que invocan Su ayuda y honran su Corazón castísimo.»

«Esta devoción única y trina de los Sagrados Corazones de Jesús, María y José, unidos en un solo amor, glorifica a la Santísima Trinidad, una y trina, que derramó sus gracias y bendiciones en profundidad sobre la Sagrada Familia de Nazaret. Son Jesús y la Santísima Virgen quienes piden que se ponga en práctica esta devoción, para que el Espíritu Santo realice cuanto antes el segundo Pentecostés, derramando así sobre el mundo Sus gracias, Su luz purísima y Su fuego de amor, dándole nueva vida, santificando a las familias, haciéndolas semejantes a la Sagrada Familia de Nazaret. El Corazón castísimo de San José, en estos últimos tiempos, viene a defender a la Iglesia y a las familias contra todo mal y peligro. Y también para que la devoción a los Corazones de Jesús y de María se difunda y arraigue más en el corazón de los hombres.»

«Al igual que defendió a Jesús y a María de las persecuciones sufridas por sus enemigos cuando aún vivían en la tierra, San José defenderá la devoción a sus Santísimos Corazones y ayudará a la Iglesia y a las familias en sus necesidades más urgentes y actuales. Con la devoción a este corazón puro y casto, Dios Nuestro Señor pide la cooperación de San José en estos últimos tiempos. Él defenderá ahora a todos los que apelen a Su Corazón castísimo. Conducirá a innumerables almas hacia Dios. Destruirá con las gracias de Su Corazón todo el mal que se encuentra en los corazones de los hombres, y hará que aquellos que invocan Su Santísimo Nombre y Su Corazón alcancen un alto grado de santidad.»

El 6 de junio de 1997, Jesús le dio un mensaje que debía transmitir al Papa y notificar a toda la Iglesia:

Jesús «Deseo que el primer miércoles después de la fiesta de Mi Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María sea considerado como la fiesta del Corazón castísimo de San José». Esta petición fue reiterada tres veces para significar que era Su ardiente deseo.

El 23 de noviembre de 1997, Edson tuvo una aparición insólita en Itapiranga: vio a Jesús acompañado de la Virgen y de San José. La Virgen estaba a la derecha y San José a la izquierda. Los tres estaban sentados en hermosos tronos. Lo que más le llamó la atención fue que los tres llevaban tres hermosas coronas en la cabeza. Jesús le dijo entonces

Jesús: «Ama siempre a Mi Santísima Madre, Reina del cielo y de la tierra, y a Mi padre virginal, San José, a quien he constituido padre y protector del mundo y de la Santa Iglesia».

El 26 de noviembre de 1997, Nuestra Señora hizo esta declaración:

Nuestra Señora "Hijo mío, te digo que en las apariciones venideras espera la visita de Mi castísimo esposo San José, que enviado por Mi Hijo Jesús, te dará mensajes particulares y otros que estarán destinados al pueblo. Jesús lo envía para que todos Mis hijos del mundo comprendan las grandes glorias y maravillas que Dios realiza en sus vidas por Su intercesión." En este mismo día del mes de noviembre, Nuestra Señora me manifestó el deseo de que me convirtiera en apóstol de la devoción a San José:

Nuestra Señora: "Dios desea que San José sea glorificado por todos los hombres de una manera especial, porque Su persona, en estos últimos tiempos, es importante para la salvación de la Santa Iglesia y de toda la humanidad. Os digo, hijos Míos: ¡finalmente triunfarán Nuestros Tres Corazones!"

El 27 de noviembre de 1997, Jesús me habló sobre el poder y la gloria del nombre de San José:

Jesús "Quiero que cada uno de Mis hijos de todo el mundo tenga devoción al Corazón castísimo de Mi padre virginal San José. Este Corazón castísimo guiará a innumerables almas hacia Mí. Que todos los hombres sepan que basta invocar el santísimo nombre de Mi virginal padre San José para hacer temblar todo el infierno y hacer huir a todos los demonios. En el cielo, todos los santos y todos los ángeles alaban a San José, porque Yo le he destinado gran poder y gloria."

En los primeros días de marzo del año 1998, San José se me apareció varias veces, cuando estaba enfermo de hepatitis. Como no podía esforzarme mucho, tuve las apariciones en la habitación donde dormía. Durante estos encuentros con el esposo de la Santísima Madre recibí diez mensajes. En estos mensajes se revelaron 10 promesas consoladoras para los devotos del castísimo Corazón de San José. Ocho de ellas son de San José, una de Nuestra Señora y una, la última, de Jesús. Cabe mencionar que durante las apariciones no escribí nada: Entré en diálogo con San José y sólo cuando terminó la aparición pedí a un amigo que escribiera lo que se me había comunicado. Yo se lo contaba palabra por palabra y ella lo escribía. Así se recopilaron y escribieron los mensajes. Nadie puede decir que estos mensajes hayan podido ser producto de mi imaginación o escritos posteriormente, ya que fueron comunicados en ese momento a la persona que debía escribirlos, y muestran un contenido muy profundo sobre la persona de San José que escapa a mi conocimiento.

En la segunda mitad del mismo año, tuve otras apariciones destinadas a la Iglesia y particularmente al Papa.

«En los últimos tiempos he recibido de Jesús, nuestro Señor, y de la Virgen María, Su Madre, algunas revelaciones importantes sobre San José. Es voluntad y petición de Jesús y de la Virgen que el mundo entero sea consagrado al Corazón castísimo de San José, para que derrame Sus gracias y bendiciones en beneficio de toda la Santa Iglesia y del mundo entero. Con esta consagración, Dios Nuestro Señor quiere glorificar a San José, para que, unido a los corazones de Jesús y de María, sea nuestro intercesor y protector en los tiempos difíciles para la Iglesia y el mundo, evitando tantos males que pronto pueden afligir al mundo.»

Finalmente, el 27 de noviembre de 1998, en Brescia, Italia, recibí el siguiente mensaje:

Nuestra Señora: "Mi querido hijo, comunica este mensaje al Papa y a la Santa Iglesia. Mi Hijo Jesús y Yo, Su Madre, deseamos que el mundo entero sea consagrado al Corazón castísimo de San José. ¡Que escuchen este llamamiento! Con esta consagración se evitarán tantos males para la Iglesia. Que la Iglesia reconozca esta dignidad que Dios da a Mi castísima Esposa. Que este deseo se realice lo antes posible. Jesús desea triunfar junto con Mi Corazón Inmaculado y con el Corazón castísimo de San José».

¿Cuándo acogerá la autoridad eclesiástica la petición del Señor y empezará a fomentar la devoción al santo que tanto amaron y aman Jesús y María? Al leer los 10 mensajes de marzo de 1998, nos sorprenden las peticiones de Jesús y de la Virgen:

  • Se hacen 10 promesas para los que tienen devoción al Corazón castísimo de San José.

  • Es el deseo de Jesús y de María que el mundo sea consagrado al Corazón castísimo de San José.

  • La devoción a los tres Corazones debe considerarse como una devoción unitaria.

  • Cada primer miércoles de mes, el Corazón castísimo de San José derrama innumerables gracias sobre quienes recurren a su intercesión.

  • El primer miércoles después de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María sea reconocido como la fiesta del Corazón castísimo de San José.

  • San José sea declarado modelo y protector de todas las familias.

¿Reconocerá la Iglesia estas dos novedades: la virginidad de San José y la devoción a Su castísimo Corazón?

Las Promesas

Dentro de los mensajes hay, incrustadas, unas joyas que son las 10 promesas. El deseo de los tres es que estas promesas se difundan en beneficio de toda la Iglesia. He aquí las promesas resumidas:

1

San José «Prometo a todos los que honran este castísimo Corazón mío y hacen buenas obras aquí en la tierra en favor de los más necesitados, especialmente de los enfermos y moribundos, para quienes soy como un consuelo y un protector, recibir en el último momento de su vida la gracia de una buena muerte.»

2

San José "Prometo a todos los fieles que honran con fe y amor este castísimo Corazón Mío, la gracia de vivir en santa pureza de alma y cuerpo y la fuerza y los medios necesarios para vencer todos los ataques y tentaciones del demonio. Yo mismo los protegeré como una parte preciosa Mía».

3

San José «Prometo interceder ante Dios por todos aquellos que recurran a Mí honrando este Corazón Mío , la gracia de poder resolver los problemas más difíciles y las necesidades más urgentes que a los ojos de los hombres parecen imposibles pero que, por Mi intercesión ante Dios, se harán posibles.»

4

San José "Prometo a todos los que confían en este puro y casto Corazón mío, honrándolo devotamente, la gracia de ser consolados por Mí en sus mayores aflicciones del alma y en el peligro de condenación, cuando, por desgracia, pierden la gracia divina a causa de sus graves pecados. A estos pecadores que recurren a Mí les prometo las gracias de Mi Corazón con propósito de enmienda, arrepentimiento y contrición sincera de sus pecados."

5

San José «A todos aquellos que honren este Corazón Mío y tengan plena confianza en Mí y en Mi intercesión, les prometo que no estarán desamparados en las dificultades y pruebas de la vida, pues pediré al Señor que les ayude con Su divina providencia tanto en los problemas materiales como en los espirituales.»

6

San José «Los padres y madres que se consagren a Mi Corazón, así como sus familias, tendrán Mi ayuda tanto en sus aflicciones y problemas como en la crianza y educación de sus hijos, pues así como Yo crié al Hijo del Altísimo en Sus santas leyes divinas, así ayudaré a todos los padres y madres que Me consagren a sus hijos, a criarlos amorosamente en las santas leyes de Dios para que encuentren el camino seguro hacia la salvación.»

7

San José "Di a todos los que honran este castísimo Corazón Mío que recibirán la gracia de Mi protección para todos los males y peligros. Los que se entreguen a Mí no serán abatidos por las desgracias, las guerras, el hambre, la peste y otras calamidades, sino que tendrán Mi Corazón como refugio seguro de protección. Aquí, en Mi Corazón, todos estarán protegidos contra la justicia divina en los días venideros. Aquellos que se consagren a Mi Corazón honrándolo serán vistos por Mi Hijo Jesús con ojos de misericordia, pues Jesús derramará Su amor y llevará a la gloria de Su reino a todos aquellos que Yo coloque dentro de Mi Corazón."

8

San José "Todos aquellos que propaguen la devoción a Mi Corazón y la practiquen con amor y con el corazón, tened por seguro que sus nombres están grabados en él, igual que la cruz de Mi Hijo Jesús y la “M” de María están grabadas en forma de llagas. Esto vale también para todos los sacerdotes que amo con predilección. Los sacerdotes que tengan devoción a Mi Corazón y la difundan tendrán la gracia concedida por Dios de tocar los corazones más endurecidos y convertir a los pecadores más obstinados."

9

Nuestra Señora "El Padre Eterno, esta noche, me permite revelarte la promesa de Mi Corazón Inmaculado a todos aquellos que devotamente honren y tengan amor al corazón de Mi esposo, José. Di a todos aquellos, hijo mío, que honren su castísimo Corazón, que se beneficiarán de mi presencia maternal en sus vidas de una manera especial, pues estaré al lado de cada hijo mío y de cada hija mía ayudándoles y consolándoles con mi Corazón de Madre, como he ayudado y consolado a mi castísimo esposo José en este mundo. Y todo lo que pidan a su corazón con confianza, prometo interceder ante el Padre Eterno, Mi divino Hijo Jesús y el Espíritu Santo, obteniendo del Señor la gracia de alcanzar la santidad perfecta e imitar a Mi esposo José en las virtudes alcanzando así la perfección del amor como Él vivió."

10

Jesucristo "Todos aquellos que honren el Corazón castísimo de Mi padre virginal José, recibirán la gracia de que en el último día de su vida, en la hora de la muerte, vencerán los engaños del enemigo de la salvación, recibiendo la victoria y la recompensa merecidas en el reino de Mi Padre Celestial. Los que honren devotamente a este Corazón castísimo en este mundo, tened por seguro que recibirán una gran gloria en el cielo, gracia que no se concederá a los que no lo honren como Yo pido. Las almas devotas de Mi padre virginal José se beneficiarán de la visión beatífica de la Santísima Trinidad y tendrán un profundo conocimiento del Dios único y trino, el tres veces Santo, y también gozarán de la presencia de Mi Madre celestial y de Mi padre virginal José en el reino de los cielos, como de Mis maravillas celestiales reservadas para todos ellos desde toda la eternidad."

Otros mensajes

El 29 de marzo de 2002, Edson estaba en Macéio-AL, en casa de unos amigos. Por la mañana, mientras rezaba a San José, éste se le apareció muy hermoso, mostrando Su Corazón castísimo. Apareció justo cuando Edson rezaba la oración del Ave José, que rezaba en Su honor desde hacía algún tiempo. Mirando a Edson, con una hermosa sonrisa, San José le comunicó el siguiente mensaje:

San José: "Difunde esta oración a todas las personas. Por medio de esta oración, el Señor desea hacer que Mi nombre sea más conocido y amado, y desea conceder, a través de ella, muchas gracias a todos aquellos que Me honren recitándola. Los que recen esta oración recibirán muchas gracias del Cielo. A través de ella, seré invocado cada vez más en todo el mundo, y podré, a través de Mi Corazón que será amado y honrado, conceder muchas gracias a los pecadores que necesitan ayuda divina. Es importante que esta oración sea conocida por todos. Que llegue a todas partes, para que todos puedan ser beneficiados por Dios, a través de ella. Esta es Su santísima voluntad, y os la revelo en este momento..."

Mientras San José pronunciaba estas palabras, bendijo a Edson que comenta:

«Hizo brotar de Su castísimo Corazón muchos rayos de luz de color dorado, que se dirigieron hacia mí e invadieron todo mi ser, dejando en lo más íntimo de mi ser una alegría y una paz indescriptibles. Me sentí toda sumergida en la presencia de Dios y comprendí tantas cosas que se revelaron en mi corazón sobre esta devoción y sobre mi vida futura, sobre mi misión. No soy digna de gracias tan grandes y agradecí profundamente a Dios haberme elegido para dar a conocer al mundo el Corazón castísimo de San José. ¿Quién soy yo para tal misión? Nada, ¡pero quiero seguir siendo una nada para que Dios pueda hacerlo todo! Así, comprendí que hay seis formas de honrar al Corazón de San José:

Primero

La imagen de Su Corazón castísimo, una petición hecha en la aparición del 25 de diciembre de 1996, en la que Jesús y Nuestra Señora revelaron al mundo el Corazón de San José. La imagen original de los tres Corazones unidos se encuentra en la residencia de los Confidentes, en Manaus, y varias copias de esta imagen se están difundiendo en muchos lugares donde la devoción al Corazón castísimo de San José crece cada vez más;

Cuadro que representa la aparición de los tres Sagrados Corazones unidos de Jesús, María y José, ocurrida en Manaus, en el barrio de Dom Pedro, el 25 de diciembre de 1996.

Segundo

Fiesta del Corazón castísimo de San José, petición hecha por Jesús el 6 de junio de 1997, en la Fiesta de su Sagrado Corazón, según un mensaje transmitido, en el que nos comunicó Su voluntad: «Deseo que el primer miércoles después de la Fiesta de Mi Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María sea considerado como la Fiesta del Corazón castísimo de San José».

Tercero

Coronilla de los siete dolores y alegrías de San José, que debe recitarse ahora con la oración que el mismo Jesús y San José nos pidieron que recitáramos, para que seamos beneficiados por su intercesión, invocando su santísimo y poderoso nombre, que hace temblar a todo el infierno y pone en fuga a todos los demonios, como fue revelado por Jesús en una aparición.

Coronilla de los Siete Dolores y Gozos de San José

Cuarto

El Escapulario de San José fue revelado a Edson durante dos apariciones: la primera el 14 de julio de 2000, en el Santuario de Nuestra Señora del Monte Carmelo, Aylesford (Inglaterra), el mismo lugar donde la Santísima Virgen se apareció a St. Simón Stock, revelándole el Escapulario de la Orden del Carmen; la segunda en Sciacca (Italia), el 16 de julio de 2001, fiesta de Nuestra Señora del Carmen, el mismo año del 750 aniversario de la entrega del Escapulario a San Simón por Nuestra Señora, según la tradición. Representa el signo de protección y fidelidad al Corazón de San José, que desea conducirnos a Dios y a la santidad, principalmente recordándonos que imitemos sus virtudes y perfecciones relativas a la pureza, la obediencia, el silencio y la humildad, fortaleciéndonos en la fe y el amor a Jesús y a la Santa Virgen. San José defenderá a quienes lleven este escapulario como propiedad suya y concederá innumerables gracias de Su Corazón castísimo a quienes se sientan tentados contra la pureza, y los protegerá contra los asaltos del demonio y de todo mal. Es bueno que lo lleven los jóvenes, porque son los más atacados por el demonio. Los padres y las madres deben recomendar a sus hijos que la lleven, porque San José desea ayudarles, concediéndoles Su ayuda y protección, igual que guió y protegió a Jesús en este mundo.

Quinto

Difundir la devoción al Corazón de San José acompañada de buenas obras de caridad y asistencia a las personas necesitadas, de manera especial a los enfermos y moribundos, según las peticiones de San José en Sus promesas reveladas en marzo de 1998.

Sexto

El primer miércoles del mes debe recordarse como día de gracia especial, en el que San José derrama torrentes de gracias extraordinarias sobre todos aquellos que recurren a su intercesión, honrando a su Corazón castísimo. Jesús prometió personalmente que estos mismos devotos recibirán gran gloria en el Cielo, gracia que no se concederá a quienes no le honren como Él pidió.

«¡Que el Señor sea siempre glorificado, adorado y amado!»

El 4 de febrero de 2003 en Brescia

San José "¡Glorificado sea siempre el Santo Nombre del Señor! Tengo muchas gracias que derramar y conceder a los hombres. El mundo está muy necesitado de la misericordia del Señor. Yo vengo del cielo para ayudarles en lo que el Señor Me permita. El Señor Dios quiere que el mundo conozca Mis privilegios, virtudes y gracias, como la gran dignidad y gloria que Me ha concedido. Soy favorable y benevolente con todos aquellos que invocan Mi santo nombre y que recurren a Mi Casto Corazón. ¿Cómo pueden los hombres rechazar una ayuda tan grande? ..."

"No, no os alejéis de Mí, sino acercaos, hijos Míos, porque el Señor favorece con gracias y bendiciones a quien da a conocer Mi nombre e imita Mis santas virtudes. El pueblo de Manaus está siendo agraciado con tantas gracias concedidas por Mí. Intercedo constantemente ante el Señor, pidiendo Sus favores para todos vosotros. Tened confianza. Dios no os abandona en vuestros momentos de pruebas y aflicciones. Él acude más que nunca en ayuda de Sus hijos necesitados. ¿Cómo puede Dios no acordarse de Sus hijos más débiles y pequeños? El Señor es benevolente y generoso con todos los que Le buscan con sencillez, constancia y amor."

"Hijo mío, nunca digas No soy digno. Esto lo sé, que no eres digno de las gracias que has recibido, pues es el Señor quien dispone y te lo da todo, pero quiero que digas siempre:"

Gracias Señor, porque en mi pequeñez has encontrado el camino y los medios para realizar Tu obra y Tu voluntad. Y en mi nada la posibilidad de hacer todo lo que Tú quieres. Ayúdame a ser fiel a Tu gracia y dame Tu fuerza, para que pueda, sin mirar nunca atrás, caminar a grandes pasos por la senda de la santidad. Amén.

"Imitad Mis virtudes, seguid el camino guiado por Mi Corazón. Si supieras y comprendieras cuánto te ama el Señor. Tu misión es grande. No te desanimes. El enemigo intenta destruirte y apartarte del camino que el Señor te señala, porque sabe que si cumples la voluntad del Altísimo, su reino de tinieblas será arruinado y destruido, porque a través de la glorificación de Mi nombre y de Mi Corazón, muchas almas se salvarán y volverán al Señor. En el momento oportuno aparecerán personas que, preparadas y elegidas por Mí, te ayudarán a realizar la obra del Señor. Espéralo!...».

"Voy delante de ti, preparando el camino. No os preocupéis. Como te he dicho, sólo quiero buena disponibilidad, obediencia y un amor constante al Señor. Satanás no podrá destruir las apariciones de la Santísima Virgen en Itapiranga ni arruinar su obra en el corazón de sus hijos, porque Yo los defenderé y ayudaré a todos los que se confíen a Mi protección. Itapiranga será como desea el Señor. No serán los hombres quienes impidan que la obra del Señor se extienda, porque el Señor es el Todopoderoso, y ante Él todo caerá por tierra."

"Rezad por los sacerdotes. Seguid rezando siempre por los sacerdotes, pues Dios les cargará mucho. Cuántas infidelidades y pecados por parte de los sacerdotes. Cuántas ofensas dirigidas al Señor, a causa de sacerdotes infieles a su vocación, especialmente en vuestra ciudad. Es muy importante rezar por la santificación del clero, porque el Señor está muy dolido con Sus ministros. ¿Y qué decir de las congregaciones religiosas? ¡Es una epidemia de infidelidad sin fin! ... ¿Cómo han podido caer tan bajo y llegar a un estado tan terrible? ... Reza por la luz y la gracia del Espíritu Santo para el clero y las congregaciones religiosas, porque el demonio está haciendo cada vez más daño a las almas elegidas del Señor. Rezad vosotros por ellas, y Dios, a través de vuestras oraciones, les ayudará a recuperar la gracia divina».

"Te acercarás cada vez más a los marginados y a los que tienen enseñanzas profundas, pero incluso a éstos el Señor Dios, a través de ti, les enseñará y les recordará el verdadero conocimiento y la sabiduría del cielo. Permanece siempre sencilla, humilde y obediente en todo, y Dios hablará a través de ti a los sabios y entendidos. Recuerda tus sueños: son una visión del tiempo futuro. De lo que ocurrirá un día y de lo que el Señor ha preparado para que cumplas. Dios te iluminará y te guiará. Ánimo. Ahora te bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 13 de agosto de 2003 en Medjugorje

Edson estaba en Medjugorje con sus amigos italianos, alojándose en la Casa de San José. La Virgen se apareció acompañada de San José, que tenía al Niño Jesús en brazos. Ese día, la Virgen le dio el siguiente mensaje:

Nuestra Señora "¡Que la paz sea con vosotros! Queridos hijos, hoy vengo de nuevo del Cielo para bendeciros, porque os amo y deseo conduciros a todos hacia Mi Hijo Jesús. Deseo invitaros a la conversión, a la oración y a la paz. Pedid la misericordia de Dios sobre el mundo para que Su bendición descienda poderosamente del Cielo sobre todas las familias. Jesús quiere que volváis a Él. Estoy aquí para ayudarte y asistirte en todo. Rezadle y recibiréis grandes gracias del Señor por Su intercesión. San José es un gran intercesor en el Cielo y lo consigue todo ante Dios, porque el Señor le ha designado en la tierra para una gran misión. Os invito a todos de nuevo: abrid vuestros corazones a Dios y encontraréis la paz. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

San José mirándome dijo

San José «Estoy aquí para concederte muchas gracias, porque ésta es la voluntad del Señor».

El 14 de octubre de 2003 en Brescia

Este día, después de la oración, tuvo lugar la aparición de Jesús, la Virgen y San José. Primero vi a Jesús, todo luminoso, esparciendo rayos desde Su Sagrado Corazón. Estaba con las manos abiertas como para bendecirnos. Jesús me dijo

Jesús «Salvaré al mundo por medio de Mi Madre y de San José».

Poco después, vi otra escena: la Santísima Virgen apareció sosteniendo en Sus manos un globo terráqueo, que representaba el mundo. Detrás de la Virgen había una cruz. También tenía en Sus manos el rosario que estaba sobre el mundo. Alrededor de Su cabeza las doce estrellas, signo de Su realeza celestial y Señora del cielo y de la tierra. La Virgen mirándome, pero como si dijera un mensaje a toda la humanidad dijo:

Nuestra Señora «Pido la misericordia de Dios para el mundo».

Después de esta visión, tuve otra: San José aparecía ahora con Su Corazón castísimo irradiando rayos de luz sobre el mundo. San José tenía los brazos abiertos, como si quisiera decirnos que todos debemos acudir a Él para recibir todas las gracias que necesitamos de Dios, que Él nos acoge y nos ayudará a recibirlas. También lo entendí como si quisiera abrazar a toda la humanidad y bendecirla cada vez más. Los rayos que salían de Su Corazón iluminaban el mundo y lo dejaban de color dorado. En cada rayo que salía de Su Corazón comprendí que eran grandes gracias que Él desea conceder a los hombres que recurran a Su intercesión.

Dijo San José:

San José: «Ayudaré al mundo con las gracias de Mi Corazón».

Entonces oí muchas voces, supe que eran los ángeles, que decían:

Santos Ángeles: «¡San José, salva a la Santa Iglesia y al mundo!»

Repitieron esta súplica varias veces. Entonces vi a los tres juntos: Jesús, la Virgen y San José, que nos bendecían como bendecían al mundo entero. Jesús me habló algunas cosas personales y luego Ellos subieron lentamente hasta desaparecer.

El 17 de marzo de 2004 en Brescia

Aquella noche se me apareció San José. Me dio el siguiente mensaje

San José: "¡Que la paz de Jesús esté con todos vosotros! Hoy os bendigo y os digo que el Todopoderoso os mira con amor y os bendice enriqueciéndoos con Su gracia. Agradeced a Dios que os ama con un amor eterno y grande que no tiene fin ni límite. Os digo que el Señor de la Paz os concederá muchas gracias en el día de Mi fiesta. Le pediré una gracia especial para cada uno. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 15 de diciembre de 2004 en Mozzo

Jesús "¡Que Mi paz esté con vosotros, junto con la bendición de Mi Bendita Madre y de Mi Amado Padre José! Hoy os bendigo y os digo que estoy aquí con Mi Madre y el Padre José para daros Mi amor, Mi paz y Mis gracias. Aquel que escucha a Mi Madre recorre el camino que conduce a la salvación. El que invoca a Mi Padre José y honra a Su Corazón castísimo brillará en el Paraíso por toda la eternidad y recibirá una gran recompensa de Mis manos."

"Hijo mío, para comprender el misterio de Nuestros Santísimos Corazones Unidos debes meditar y profundizar cada vez más en este amor Nuestro. Es el amor el que ha unido Nuestros corazones en uno, y sólo a través del amor vuestros corazones se unirán a los Nuestros siendo uno con nosotros. Amor, amor, amor, y así los rayos de amor de Nuestros Corazones abrasarán e iluminarán toda tu alma. Deseo que la unidad y el amor vivan profundamente en cada familia. Las familias que se unan con Nuestros Corazones Unidos se beneficiarán de las gracias y la protección del cielo. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 16 de diciembre de 2004 en Tavernola

San José "¡Que la paz de Jesús esté con vosotros! Yo soy el Justo del Señor y el que vela por cada uno de vosotros. Rezad para que la luz de Dios os ilumine siempre. Reza para tener la fuerza de soportar con fe las pruebas de la vida y superarlas. Rezad para que la bendición de Dios esté siempre con vosotros y con vuestras familias. Dios me envía hoy de nuevo para bendeciros. Tratad de acercaros al Corazón de Mi Divino Hijo y Él será generoso concediéndoos muchas gracias. Hijo mío, difunde siempre la devoción a Mi Corazón».

"Mira Mi Corazón: arde de amor por la salvación de las almas. Cuántas gracias desea concederos a todos vosotros, gracias que Mi Señor Me permite dar a todos aquellos que abrazan con fe y amor la devoción a Mi Corazón castísimo. Hablad a todos de esta devoción. Preparaos dignamente para el nacimiento de Jesús. En el día del nacimiento de Mi Amado Hijo, el Señor quiso que Mi Corazón fuera revelado al mundo. A todos los que pidan Mi intercesión les concederé muchas gracias y les daré Mi ayuda».

"El Señor quiso dar a conocer y hacer amar Mi nombre y Mi Corazón castísimo el día de Su nacimiento, porque precisamente ese día lo contemplé por primera vez y Mi Corazón se regocijó con gran alegría. En aquel momento Mi Corazón fue inundado por la gracia del Todopoderoso que lo inflamó con Su Amor Divino. Cuánta alegría sentí al ver a Mi Hijo Jesús que el Altísimo me permitió ser Su protector y defensor. Que Su Santo Nombre sea bendecido ahora y siempre por toda la eternidad y entre todos los pueblos por la gran misericordia que tiene con Sus hijos e hijas."

"Hijo, Mi Corazón derrama hoy muchas bendiciones sobre todos los que están aquí. Di a todos que les amo y que estoy atento a la voz de sus súplicas. Presento esta noche al Todopoderoso las peticiones de cada uno. Os bendigo, como bendigo a todos los que Me honran y piden Mi ayuda: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 17 de diciembre de 2004

San José "¡La paz sea con todos vosotros! Hoy vengo de nuevo del cielo para bendeciros. Dios quiere que todos sepáis vivir en el amor y la paz, y que seáis testigos de Su presencia ante vuestros hermanos y hermanas. Pedidme ayuda en todo y Yo acudiré en vuestro auxilio. Rezad, dad gracias al Señor por todo lo que os concede y sabed ser pacientes en las pruebas de la vida. Las pruebas que Dios os permita pasar en este mundo servirán para purificaros y santificaros. Os bendigo uno a uno según Dios Me lo permita. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 18 de diciembre de 2004

San José "¡La paz sea contigo! Hijo mío, hoy vengo de nuevo del cielo para concederte las gracias del Señor. Di a todos que les amo y que deseo proteger a sus familias. Mi Señor me permite ser generoso y me permite interceder ante Su trono por todos vosotros. Rezad, tened fe y las gracias del cielo serán abundantes. Bendigo esta casa y a esta familia y os digo que rezaré mucho por vosotros a Jesús. Os bendigo y os digo que os tengo bajo Mi manto protector. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 19 de diciembre de 2004

San José "¡Que la paz de Jesús esté con todos vosotros! Hijo mío, esta tarde el Señor Me envía de nuevo desde el cielo para bendecirte. Yo soy el Fiel del Señor, el que intercede ante el Señor por vosotros y por vuestras familias. Dios desea la santificación de las familias, pero para ello es necesario que vivan unidas, orando y convirtiéndose cada día. Una persona que no está unida a Dios no puede hacer la voluntad de Dios. Pide a Dios la gracia de la fe y la fidelidad. Muchos no creen hoy y están sin fe porque han sido cegados por las ideas del mundo, volviéndose fríos hacia Dios. Reza y el Señor te concederá la gracia de la fe. Os bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 21 de diciembre de 2004

San José "¡Que la paz de Jesús esté contigo! Hijo mío, hoy deseo de nuevo conceder las gracias de Mi Corazón a todas las familias para que se conviertan y vivan en paz. Dios siempre quiere ayudaros en vuestras necesidades, pero debéis creer, abrir siempre vuestros corazones y vivir una vida de oración. Rezad, rezad, rezad y abrid vuestros corazones al Señor. Hoy os acojo en Mi Corazón y os presento al Señor. No temáis nada. Dios es el Todopoderoso y ante Él todo y todos le dan gloria y deben someterse a Su poder. No temáis al que quiere haceros daño, al enemigo de la salvación, sino poneos en manos de Dios y Él os librará de todo mal y os guiará por el camino de la paz. Os bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 22 de diciembre de 2004

San José "¡Que la paz de Jesús esté contigo y con todos los que están aquí! Hijo mío, cuánto bien deseo a los hombres. Deseo ayudarles a vivir fielmente sus compromisos cristianos, y quiero darles Mi bendición. Dios Me envía desde el cielo para ser el protector de la Iglesia y el protector de vuestras familias. Quiero ponerlos a todos bajo Mi manto protector. Jesús quiere hacerme más conocido y amado en el mundo y quiere que todos se acerquen a Mi Corazón y lo honren. A quien pida Mi ayuda, le prometo interceder ante Su trono por sus necesidades. Dios te invita a la paz. Rezad por la paz y rezad mucho por el Santo Padre. Preparaos, preparaos, preparaos para el gran cambio que va a tener lugar en el mundo. Rezad y tened fe. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 23 de diciembre de 2004

San José "¡Que la paz de Jesús esté con todos vosotros! Hijo mío, una vez más deseo bendeciros y deciros que Dios desea vuestra felicidad. Convertíos y así vuestras vidas se llenarán de paz, amor y gracias del cielo. Jesús es quien puede daros la paz. Pedidle a Él la paz. Él es quien quiere inflamar vuestros corazones con Su amor divino en esta Navidad. Hoy os digo que Yo también quiero inflamaros con los rayos que salen de Mi Corazón. Dios ha preparado Mi Corazón para que sea una nueva fuente de gracia para el mundo. Dios desea la salvación de vuestras familias. Rezad, rezad, rezad. Hoy vuelvo a interceder por vosotros ante Él. Os amo y os digo que siempre estoy a vuestro lado y os acompaño con Mi oración. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 24 de diciembre de 2004

San José "¡Que la paz del Señor esté contigo! Hijo mío, una vez más deseo darte Mi bendición y Mi amor. El Señor Dios me envía aquí para decirte que éste es el momento de la conversión, de la oración y de tu regreso sincero a Él. Los hombres aún no han encontrado la paz porque no han aceptado el mensaje que Jesús trajo al mundo. Los hombres sólo viven en guerras, en violencia, porque han desterrado a Dios de sus vidas. Volved a Dios, acoged Sus palabras divinas, vividlas, y Su luz brillará sobre vosotros y vuestras familias."

"Hijo mío, desde que era niño, cuando el Señor me dio el uso de razón, Le he adorado con mi vida y con todo mi ser, Le he glorificado y he bendecido Su Santo Nombre. De este modo, el Padre Eterno enriquecía Mi vida con Sus gracias y hacía de Mi Corazón castísimo Su recipiente de gracias. El Padre Eterno estaba siempre presente en Mi vida y Su divina presencia se hacía más fuerte cada día que crecía. Me preparaba con nuevas bendiciones y gracias para que fuera digno de tener a Mi lado a la Santísima Virgen, la Madre de Su Divino Hijo. El Padre me confió una gran misión y me fue revelando Sus designios poco a poco. Poco a poco fui abriendo Mi Corazón a Su designio divino. Cuando era joven me hizo sentir el ardiente deseo de consagrarle Mi pureza y Mi cuerpo. Consagrándole así Mi virginidad, Mi Corazón se enriquecía con las gracias más santas, porque debía ser el protector de los dos grandes signos de pureza en el mundo: Jesús y María. Rezad, rezad, rezad, y el Padre Eterno a través de Su Divino Hijo os concederá la paz. Os bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 1 de febrero de 2006

Nuestra Señora "¡Que la paz sea con vosotros! Queridos hijos, hoy os bendigo unidos a Mi Hijo Jesús y a San José. Dios os ama y desea vuestro retorno a Él. Tratad cada día de vivir en espíritu de oración, incluso haciendo la más pequeña oración para que vuestras almas sean iluminadas por la gracia de Dios. Rezad, rezad, rezad y Dios os concederá muchas gracias. Dios está contento con vuestra presencia y con el propósito que hacéis de dar a conocer mejor a Mi castísimo Esposo José. San José está obteniendo para vosotros y vuestras familias miles de gracias. Recurrid a Él y a su intercesión imitando sus virtudes y su ejemplo de vida. Gracias por las oraciones que ofrecéis al Señor esta noche. Una vez más os digo que recéis el rosario, así como el rosario de los siete dolores y alegrías de San José. A través de la oración, Dios transformará vuestras vidas y vuestras familias. Donde entre esta imagen (*) de Mi castísima Esposa con Mi Hijo, Dios derramará Su bendición y Su paz. Dios quiere realizar grandes cosas en medio de vosotros y en vuestras familias. Creed, creed, creed, y recibiréis grandes gracias. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

(*) La imagen de San José que fue bendecida durante la aparición de esta noche.

28 de junio de 2006

Nuestra Señora "¡La paz sea con vosotros! Queridos hijos, Mi Hijo Jesús y Yo deseamos que esta noche honréis y améis el Corazón castísimo de Mi esposo virginal José. Este Corazón os unirá cada vez más a Nuestros Santísimos Corazones. Pedid a San José la gracia de la fe, la fidelidad y la obediencia, para que podáis vivir con amor los mensajes de Mi Divino Hijo Jesús y los Míos. Quiero deciros esta noche que recéis por vuestros hermanos y hermanas que se han apartado de los caminos de Dios. Sabed que Satanás canta victoria sobre estas almas considerándolas suyas. Rezad por vuestros hermanos que están cegados por él, para que vean a tiempo el peligro que corren por apartarse de Dios. Pedid gracias al Corazón de San José por muchos pecadores, para que se conviertan, y Dios se las concederá. Os bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

San José "¡Que la paz sea con vosotros y con vuestras familias! Hijitos, hoy os bendigo con una bendición especial. Os doy las gracias por vuestras oraciones y por estar aquí, en este lugar bendecido por Nuestra santa presencia. Mi Divino Hijo Me permite ser vuestro intercesor en vuestras mayores dificultades. No os dejéis desanimar ante las pruebas que surjan en vuestras vidas, sino entregaos con confianza y amor a Nuestros Santísimos Corazones. Intercedo siempre ante el Altísimo grandes gracias para todos los devotos de Mi Corazón castísimo y para todos aquellos que Me hacen conocer y amar mejor. De modo particular pido esta noche a Mi Hijo Jesús grandes gracias para la conversión de vosotros y de vuestras familias. Rezad, rezad, rezad. Dios tiene grandes proyectos que realizar aquí en la Amazonia. La Amazonia está marcada para un gran acontecimiento. Para aquellos que sean fieles y permanezcan unidos a Dios, recibirán una gran felicidad en sus corazones, por haber escuchado los mensajes de Mi esposa, la Santísima Virgen. Rezad por la realización de los planes de Dios aquí en la Amazonia. Dios os da hoy Su amor. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 20 de junio de 2007
Fiesta del castísimo Corazón de José

San José "¡La paz sea con vosotros! Hijos míos, Yo soy el Bendito Esposo de la Santísima Virgen, la Justa del Señor. Vengo esta noche con Mi Divino Hijo para conceder las gracias que Dios Me permite distribuir con todos aquellos que honran y celebran Mi Corazón castísimo. Mi Corazón exulta de alegría esta noche, al veros aquí reunidos en oración. Os digo, hijitos, que aquellos que buscan Mi ayuda e intercesión no serán abandonados por Mí. Deseo conducir a todos hacia Jesús y María. Estos son tiempos de gran gracia. Os amo y os digo que hagáis de vuestras vidas una ofrenda de amor a Dios, como Yo le ofrecí Mi vida desde la más tierna infancia."

"Hijos, rezad por los que viven en las tinieblas del pecado. Cuántas almas destruidas en el pecado. El diablo está enfurecido y quiere mostrar su vergonzoso rostro en Brasil con violencia y odio. Rezad para detenerlo ayunando y rezando, porque si no escucháis este llamamiento Mío, veréis cómo suceden cosas tristes en vuestro país. Dios ya os ha comunicado muchos mensajes. No seáis fríos y egoístas al no escucharle a través de los mensajes de la Santísima Virgen, y ahora, a través de este mensaje Mío. Recibid las llamadas del Cielo en vuestros corazones, hijos Míos. Cuántos sacerdotes en tinieblas, porque no rezan y no son fieles a Dios. Los sermones de muchos sacerdotes hoy no tocan el corazón de los fieles, convirtiéndolos, porque muchos tienen el alma podrida en el pecado."

"Los que están en pecado no pueden recibir la gracia y la luz de Dios para iluminar a los demás. Jesús dijo: ¿Puede un ciego guiar a otro ciego? No, queridos hijos. Si queréis ser luz para vuestros hermanos, convertíos primero y arrepentíos de vuestros pecados, y entonces la gracia de Dios os abrazará. Mi Corazón ama mucho a Dios y a la Virgen. Si queréis pertenecer al Señor y a la Virgen, acercaos a Mi Corazón y Yo os enseñaré a amarlos. Os bendigo a todos vosotros y a vuestras familias con Mi bendición, la bendición de la paz y del amor, unidos a Mi Hijo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 8 de septiembre de 2007

Nuestra Señora "¡La paz sea contigo! Hijo mío, di a tus hermanos que recen, para que todo sea de Dios, pues el tiempo de la conversión está llegando a su fin. Los hombres no me escuchan y siguen ofendiendo al Señor con pecados graves. Haced penitencia, ayunad por vuestros hermanos rebeldes, por vuestra conversión y la de todos ellos, para que Dios tenga misericordia de vosotros y del mundo. Hoy he venido del cielo con Mi Hijo Jesús y Mi esposo José. Hoy queremos que veas esto».

En este momento vi el nacimiento de San José. Esta escena era muy hermosa.

San José era un pequeño bebé en brazos de Su madre Raquel y de Su padre Jacob. Todo el cielo estaba de fiesta. Había numerosos ángeles alrededor. Sentí en mi corazón una gran alegría sin fin. Era como si me hubieran transportado a aquel momento, como si lo estuviera viviendo ahora en mi vida. Sabía que la Virgen y Jesús debían venir más tarde, pues el nacimiento de San José presagiaba la venida al mundo de la Madre del Salvador y del Príncipe de la Paz. Poco después esta visión desapareció y se me mostró otra escena:

Vi a San José a la edad de unos cinco o seis años. Estaba a la puerta de Su casa, y por la calle pasaban unos soldados que llevaban a un hombre cautivo. Estos soldados trataban muy mal a este pobre hombre, le daban puñetazos, le arrastraban por la calle, le tiraban del pelo, le golpeaban violentamente en la espalda con un palo. Esta escena conmocionó mucho a San José de niño, y también a mí, que vi todo esto. Esta imagen quedó grabada en Su mente y durante toda la noche permaneció en oración pidiendo a Dios por el pobre moribundo y sufriente. En sus oraciones San José pedía a Dios que enviara al mundo al Príncipe de la Paz, aquel que su padre Jacob le dijo en sus enseñanzas que debía venir a liberar al pueblo de Israel. Rezaba, rezaba y rezaba con insistencia para que Sus oraciones fueran muy agradables a Dios.

El otro día, el niño San José fue a donde estaba el hombre encarcelado. Este hombre estaba a pocos minutos de Su casa. Aquel día lo iban a llevar a otra ciudad. San José no podía acercarse al pobre hombre porque los soldados no se lo permitían, pero a pocos pasos de Él miró al pobre hombre. El hombre, al ver a San José, se sintió muy conmovido en el alma y sintió una gran paz y serenidad. Prácticamente desapareció todo el dolor que había estado sintiendo, causado por el maltrato que había recibido de los soldados. Sólo con mirar a San José pudo tener el consuelo y pudo morir en la paz de Dios.

Comprendí a través de esta visión que ya desde pequeño Dios estaba preparando a San José para ser nuestro consolador e intercesor en la hora de nuestras aflicciones y muerte. Del mismo modo que obtuvo consuelo para este pobre hombre en la visión, así obtendrá para nosotros la gracia de Dios para los que se dedican a Él y difunden Su devoción.

Entonces esta visión desapareció y se me mostró otra escena.

San José apareció ya como un adolescente. Debía de tener catorce años. Sentía en ese momento una gran alegría en Su corazón, algo muy fuerte que le atraía cada vez más hacia Dios. De hecho, Dios hizo que San José sintiera en Su corazón la presencia de María, que ya había sido concebida en el vientre de Su madre Santa Ana, pero Él no comprendía por qué. Este hecho permaneció desconocido para Él, pero la presencia de María en el mundo le hizo más fuerte en la fe y un hombre de oración y de Dios.

Cuando nació la Virgen fue el momento en que decidió consagrar Su virginidad a Dios. San José fue al templo de Jerusalén con Sus padres y allí, ante el altar del Señor, hizo Sus votos de pureza a Dios sin que Sus padres lo supieran. Era algo que brotaba de lo más profundo de Su castísimo Corazón y que guardaba como un hermoso secreto entre Él y el Altísimo. De hecho, Dios ya había puesto Sus ojos en San José y lo había designado desde el principio para tan gran misión, ser el esposo de María y el padre adoptivo de Su Amado Hijo. San José se fue preparando poco a poco para esta misión. Después de haber visto todo esto, la visión desapareció. Y Nuestra Señora me dijo

Nuestra Señora »...Da a conocer más a Mi esposo José. Él es un gran intercesor ante Dios en vuestras mayores dificultades y aflicciones. Quien recurra a Él y a su Corazón castísimo, obtendrá del Señor grandes gracias para su conversión y santificación, así como la gracia de la salvación, pues el Señor mira con amor a todos los que honran a San José como Él quiere."

"Díselo a todos. Diles que no pierdan el tiempo, pues éstos son tiempos de grandes gracias, antes de que las grandes calamidades vengan sobre el mundo. Nosotros os amamos, Nosotros tres, y siempre estamos a vuestro lado para ayudaros. Rezad, rezad, rezad. Dejad que os ayudemos. Queremos vuestra felicidad y que cada uno de vosotros reciba la gloria del cielo y la recompensa eterna."

Entonces San José me dio este mensaje

San José: "Los que no se desprendan del mundo serán llevados junto con los sufrimientos que vendrán en la tierra y después a los sufrimientos eternos, porque no han acogido la llamada de Dios a la conversión. Conviértete, conviértete, conviértete!"

Entonces habló el Niño Jesús:

Niño Jesús: "No perdáis tiempo para no llorar después. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 4 de octubre de 2007

Hoy la Iglesia celebra a San Francisco de Asís. Me encontraba solo en cierto lugar cuando, de repente, oí la voz de San José que me hablaba. No me lo esperaba y este hecho me sorprendió mucho. Me dijo

San José "Hoy deseo transmitiros este mensaje que habla de Mi nacimiento. Quiero que comprendas lo importante que eres en el plan de Dios, y que has sido elegido por Dios y por Mí para estar bajo Mi protección y difundir por todas partes Mi nombre y la devoción a Mi Corazón. Nací en el mes en que contando el mes del nacimiento de la Virgen hacia adelante son tres, y contando el mes del nacimiento de Cristo hacia atrás son tres. Para significar la Santísima Trinidad y nuestros Tres Corazones unidos en el amor».

"El día, el que sumando los dos números da nueve, que representa los nueve primeros miércoles del mes y que uno de los números al ser único recuerda el número de Mis penas y alegrías. Además, la suma de los primeros días de agosto antes del nacimiento de la Virgen y los últimos días de los meses después de Mi nacimiento y del nacimiento de Cristo es catorce, que era la edad a la que la Virgen Inmaculada se casó Conmigo y es el número de años mayor que Ella tenía cuando Yo me casé con Ella, pues Yo sólo tenía catorce años más cuando Ella tenía esta edad."

Me sorprendió este mensaje de San José y cogí un calendario y empecé a contar y vi que era el mes de octubre: Agosto + Septiembre + Octubre = 3 meses y Diciembre + Noviembre + Octubre = 3 meses. Me sorprendí aún más cuando vi que el día que me indicaba era el 27 de octubre, el día en que nací. No quería engañarme ni que pensaran que intentaba llamar la atención, pero todo lo que decía era correcto: sumando los dos números 2+7=9 (los nueve primeros miércoles del mes). Incluso pensé en el número 18: 1+8=9, pero San José había dicho que uno de los números representaba el número de sus penas y alegrías, así que sólo podía ser el número 7 del día 27. El número de días anteriores al nacimiento de la Virgen en el mes de agosto: 4...más los últimos días después del 27 de octubre: 4...más los últimos días del mes de diciembre después del nacimiento de Jesús: 6...sumándolos todos da 14, la edad a la que la Virgen se casó con San José según me dijo Él mismo.

Se me ocurrió preguntarle: ...¿Pero San José y el número dos del 27? Me contestó sonriendo muy amablemente:

San José "Representan a las dos personas que más amé en este mundo cuando viví en la tierra: Jesús y María, a quienes imité, honré, protegí y de quienes recibí muchas gracias y bendiciones."

No podía esperar oír a San José, ni podía imaginar semejante mensaje. Todo se estaba revelando en aquel momento en pocos minutos. Al principio del mensaje me dijo que comprendiera que yo había sido elegida por Dios y para él y que estaba bajo su protección, es decir, que había nacido el día de su nacimiento. También me dijo otras cosas:

San José: "Tú, cuando eras más joven, tuviste sueños proféticos y, a veces, actualmente los tienes, como yo los tuve y fui advertido por el Ángel del Señor en sueños. Esta gracia te fue concedida por Mi intercesión ante Dios, porque te elegí para hablar de Mi amor a los hombres. Tuviste tus primeras apariciones cuando tenías 21 años, la misma edad que yo tenía cuando contemplé por primera vez a Mi Esposa la Santísima Virgen en oración, en una visión concedida por el Señor. Qué gran alegría sentí en Mi Corazón cuando la vi en aquella hermosa visión. Pensaba que era un ser angélico, alguien que ya estaba en el cielo en la gloria del Señor, pero era una visión que Dios me concedía para que Mi Corazón se llenara de amor por la que un día sería Mi esposa, pero no lo comprendí en aquel momento. Esta visión me dio un gran consuelo y una gran fuerza para sacrificarme más por amor a Dios y para crecer en el espíritu de oración y en la fe, porque era el tiempo en que el Señor llamaba a Mis padres a la gloria de Su Reino y en que yo me quedaba sola en Mi casa ocupándome de Mi oficio de carpintera y de Mis deberes para con el Señor."

El 7 de enero de 2008 en Brescia

Jesús "¡Mi paz sea contigo! Yo soy el Rey del cielo y de la tierra y vengo a ti, hijo mío, en tu pequeñez y miseria para revelarte Mis deseos divinos. Hoy has rezado con gran fervor la oración que Mi amado Padre José te indicó hace mucho tiempo. Mi Padre, humilde entre todos los hombres que han existido, es el grande y bendito, a quien los cielos aclaman y le dan todos los honores y glorias, porque ha crecido en gracia y santidad a Mi lado y al lado de Mi amada Madre María. Os he dicho que debéis amarle y honrarle con todo vuestro corazón, porque así daréis gloria y honor a Mi Corazón, que está unido al Corazón de María y al Corazón de José en el amor."

"La Iglesia lo ha declarado Patrono y protector, y es Mi voluntad que así sea, y que todos los hombres recurran a este hijo de David y hombre justo que es Mi Padre Virginal. Por eso, hijo Mío, deseo que Le honres aún más cuando reces la oración del Ave José en Su honor y que enseñes a todos los hombres de buena voluntad, hijos fieles y obedientes de la Iglesia. Reza la oración a partir de hoy de esta manera:"

Salve José, hijo de David, varón justo y virginal, la Sabiduría está contigo, bendito eres entre todos los hombres y bendito es Jesús, fruto de María, tu fiel esposa. San José, digno Padre y Protector de Jesucristo y de la Santa Iglesia, ruega por nosotros pecadores y obtén para nosotros de Dios la Divina Sabiduría, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

«Así honráis aún más a Mi virginal Padre José, glorificando y exaltando Su santo nombre como Protector de la Santa Iglesia e intercesor que os obtiene las gracias necesarias de Mi Divino Corazón para vuestra salvación para vuestras necesidades corporales y espirituales, así como la Sabiduría Divina que muchos hombres necesitan hoy, en estos tiempos, para ser justos y santos, amando la justicia, porque la Sabiduría nunca entrará en el alma perversa, ni morará en el cuerpo sujeto al pecado.»

"De este modo quiero mostrar al mundo y a la Iglesia lo puro y santo que era Mi Padre José a Mis ojos, a los ojos de Mi Padre del Cielo y ante el Espíritu Santo, que lo eligió para tan gran misión. La Santísima Trinidad envolvió a San José con su bendición y su gracia y lo santificó ya de niño en el vientre de Su madre Raquel, por medio del Espíritu Santo, santificador de las almas."

"Difunde este mensaje Mío a la Iglesia y al mundo y sé un hijo justo, casto, prudente, fuerte, obediente, fiel y paciente, lleno de amor que acoja las gracias de Dios como hizo Mi amado Padre José durante toda Su vida. Imita Sus virtudes, las virtudes de Mi virginal Padre José, y tú y todos los demás que escuchen y vivan este mensaje creceréis en gracia y santidad. Te bendigo a ti y a toda la Iglesia: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

Con este mensaje, Jesús quiere mostrarnos tres cosas, con las palabras añadidas en la oración del Ave José:

  1. el término «hijo de David» : a qué Tribu de Israel pertenecía San José y de la que reina como Patriarca, además de la ascendencia davídica que debe darse a Jesús,
  2. virginal : que muestra a la Iglesia y al mundo la virginidad de San José. De ahí que entendamos que si San José tiene un Corazón casto, entonces es puro y virginal en todo Su ser: de mente, cuerpo, corazón y alma. Como nos dice Jesús en las Bienaventuranzas «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8), San José no sólo vio, sino que tocó, abrazó y besó a Aquel a quien el cielo y la tierra no pueden contener, cubriéndole con Su manto protector y defendiéndole contra todo mal y peligro.
  3. Protector de la Santa Iglesia : San José fue declarado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1870, Patrón y Protector Universal de la Iglesia Católica.

Jesús recordó este acontecimiento en el mismo mensaje del 7 de enero de 2008: «La Iglesia lo ha declarado Patrono y Protector y es Mi voluntad que así sea y que todos los hombres recurran a este Hijo de David y hombre justo que es Mi Padre virginal».

El 7 de enero de 2008 en Brescia

San José "¡Paz a todos vosotros, la paz de Jesús! Hijo mío, hoy el Señor me envía aquí para bendecirte. Su nombre es santo y que siempre sea glorificado, adorado y amado. Que todos bendigan el nombre del Señor, que es tres veces Santo. Él Me envía aquí para colmaros de Sus bendiciones y gracias divinas, a través de Mi Corazón castísimo».

"Hoy el Señor exalta una vez más Mi nombre y quiere que sea más conocido y amado. Da gracias al Señor por haberme enviado aquí. Él os ama profundamente y quiere haceros santos para Su reino de amor y paz. Sed de Dios santificando vuestras vidas en Su amor divino y viviendo inmersos en este gran amor. Dios quiere ayudaros en todo. Confiad en Él y obrará grandes maravillas en vuestras vidas. Rezad, rezad, rezad, para que en la oración y en el silencio vuestros corazones sean todos de Dios. Os bendigo. Os bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

El 23 de enero de 2008
Fiesta de las Bodas de María Santísima y San José

Nuestra Señora "¡Que la paz sea con vosotros! Queridos hijos, esta noche vengo del cielo para invitaros a rezar por las familias y por todos los esposos. Las familias santas son las familias de Dios, donde Él reina con Su amor. Las familias en pecado son familias sin la gracia de Dios y sin vida. Rezad para que muchas familias se eleven a la gracia de Dios, abandonando el camino del pecado. No puedes imaginar cuántas familias se destruyen en el pecado cada día. Su número es tan grande que aplasta Mi Corazón de dolor. Rezad por la santificación de los cónyuges infieles. Cuántos ofenden gravemente a Dios con pecados de infidelidad, impureza y adulterio. Dios ya no puede soportar tantos pecados, y grandes calamidades y castigos caerán sobre los esposos y esposas infieles: sufrirán por lo que han pecado, y el mal que vendrá no podrá detenerse. Haced muchas penitencias, porque la plaga que vendrá se extenderá rápidamente, y muchos serán sus víctimas. Os lo ruego a todos: aceptad Mis llamamientos, porque son serios, y volved a Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

(*) La Fiesta de las Bodas de María Santísima con San José se difundió en Francia, a principios del siglo XV, por los méritos de Giovanni Gersone (1363-1429), gran devoto de San José. Adoptada por muchas órdenes religiosas, se extendió por todas partes, fijándose preferentemente el 23 de enero. Benedicto XIII la introdujo en el Estado Pontificio en 1725.

Otro, que merece ser recordado y que contribuyó mucho a esta devoción, fue San Gaspar Bertoni, quien, en Verona, dedicó un altar mayor de la Iglesia de los Estigmas a los Santos Esposos María y José, celebrando su fiesta nupcial con solemnidad desde 1823, tradición conservada siempre por los estigmatinos. Su primer biógrafo escribió: «Habiendo tenido así el mérito principal de propagar en Verona y de arraigar en los corazones la devoción a San José, fue también el autor de la veneración de los más santos esposos, casi como un presagio hasta entonces de que sus hijos espirituales tendrían en los santísimos esposos a sus más válidos protectores.»

El 4 de junio de 2008
Fiesta del Castísimo Corazón de San José

San José "¡La paz de Jesús a todos vosotros, queridos hijos! Hijo mío, mira Mi Corazón cómo está lleno de amor por la humanidad. Di a tus hermanos y hermanas que deseo protegerlos y bendecirlos. Diles que se refugien en Mi Corazón castísimo. Es Jesús quien desea esto. Mi Divino Hijo Me ha enviado una vez más aquí, a la Amazonia. El Amazonas ha sido bendecido con Mi presencia de una manera especial. Le pedí a Mi Hijo que Mi Corazón fuera revelado al mundo aquí. Lo que Dios ha realizado aquí y sigue realizando es algo grandioso. Digo esto a vuestros hermanos. Si supierais lo precioso que es este lugar a los ojos de Dios no desperdiciaríais tantas gracias. Deseo ayudaros a hacer la voluntad del Señor».

"Quiero verdaderos devotos y no personas que no vivan su fe o que la vivan sólo en apariencia. Quiero hijos e hijas que den testimonio en el mundo del amor de Cristo y lo vivan profundamente en sus vidas. Sed verdaderos. Liberaos del mundo para ser todo de Dios. Imitad Mis virtudes para que la gracia de Dios os envuelva. Sed fieles a las llamadas de Dios, pues cuando Dios habla quiere ser escuchado. No cerréis vuestros corazones a Su llamada, a Su voz, sino sed obedientes, obedientes, obedientes. Sed humildes y obtendréis todo del Corazón de Jesús».

"Rezad por el mundo desconcertado. El mundo se está destruyendo a sí mismo en el pecado, porque ha abandonado a Dios. Devuelve a tus hermanos al buen camino siendo generoso en la oración y el sacrificio. No os quejéis de vuestras cruces. No lastimes a tus hermanos con palabras duras, a causa de tu egoísmo. Sabed amar y servir a todos y sed pacientes, pues el que es paciente irá al cielo. Ya os he dado muchas gracias, ahora distribuid estas gracias entre vuestros hermanos, dándoles testimonio de los mensajes de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

27 de octubre de 2008
Mensaje de la Sagrada Familia

Hoy se ha aparecido la Sagrada Familia: Nuestra Señora, San José con el Niño Jesús en brazos. Los tres con hermosas coronas de luz dorada sobre Sus cabezas, vestidos también con ropas doradas. Bendijeron a todos los presentes en la aparición y a toda la humanidad. Nuestra Señora fue la que habló primero por orden de Jesús:

Nuestra Señora "¡La paz sea con vosotros! Queridos hijos, hoy el cielo está de fiesta. Alegraos por el día del nacimiento de Mi Esposo José. Rezad para comprender que debéis ser santos y justos, como lo fue Mi Esposo José en este mundo. Hijitos, tened un corazón humilde, libre de todo orgullo. Cada vez que vivís con todas vuestras fuerzas y fe en la humildad, el amor y la unidad, os estáis pareciendo a nuestros Santísimos Corazones, que están llenos de tantas gracias. Hijitos, Dios os invita a la conversión. Vuestra conversión debe producirse ahora, no más tarde. Volved, volved mientras aún hay tiempo. Dios espera vuestro regreso a Él, porque os ama mucho. Os bendigo, unidos a Mi Hijo Jesús y a San José: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

San José "Hijo mío, di a tus hermanos que Yo los bendigo. Intercedo ante Jesús por todos aquellos que se entregan con confianza bajo Mi protección. Reza por la humanidad que está más alejada de Dios que nunca. Con la oración conduce a todos los hombres al camino del bien y de la conversión. Digo a todos: el que tiene fe y cree, que crea cada vez más. El que todavía duda y se detiene en su camino hacia Dios, que se dé prisa, porque el tiempo ya es demasiado corto para tener dudas e incertidumbres. Date prisa. Vuelve pronto a Dios. Os bendigo y os ayudo con Mi intercesión ante Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».

Jesús Niño: "Mi Corazón ama mucho a Mi Madre María y a Mi Padre José. ¿Quieres ser Mío? Ámalos a los dos y llegarás a ser Mío. Date prisa».

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