domingo, 4 de noviembre de 2018

Reza, mira a los Santos, medita en sus vidas e imita los ejemplos de Amor a Dios, a Mí y a las almas que te han dejado

Queridos hijos, hoy os invito a todos a continuar en el camino de la Santidad. Os he dado grandes Gracias y Milagros, os he salvado a vosotros y también a la Nación de vosotros. Y a cambio, os deseo Santidad y verdadero Amor a Dios.

Rezad, mirad a los Santos, meditad en sus vidas e imitad los ejemplos de Amor a Dios, a Mí y a las almas que os dejaron.

Renuncia a tu propia voluntad, pues es el mayor enemigo de tu santidad.

Si haces esto, crecerás y progresarás rápidamente en la santidad y en la perfección de todas las virtudes.

Continúa rezando Mi Rosario todos los días y no dejes de rezarlo ni un instante, porque Mi enemigo, aunque pisoteado por Mi Pie Inmaculado, aún no ha sido encadenado definitivamente en el Infierno. Por eso, en cualquier momento puede volver para atacar de nuevo a Brasil y al mundo. Sólo una gran fuerza de Rosarios y muchas oraciones pueden detenerlo y neutralizarlo.

Por eso, sigue rezando Mi Rosario todos los días, haciendo los Cercos de Jericó, Cenáculos por todas partes. Y sobre todo, ofreciendo tu «Sí» a Dios y a Mí, para que a través de tu vida, de tus oraciones, de tus sacrificios podamos salvar a muchas almas y hacer que todo lo que Satanás quiera hacer, quede sin efecto. Yo puedo aniquilar a Satanás.

Agradezco a todos los que a lo largo de todos los años han obedecido Mis Mensajes, han rezado el Rosario, han rezado por la salvación de Brasil.

Ahora veis el verdadero milagro que mi Corazón Inmaculado está haciendo y hará aún más en esta Tierra de la Santa Cruz.

Os doy las gracias, también especialmente a mi amado Marcos, alma reparadora, alma expiatoria, víctima de mi Corazón Inmaculado.

Hace 27 años aceptaste la cruz del sufrimiento, de la persecución, de muchas enfermedades, calumnias, incomprensiones para sufrir por la salvación del pueblo brasileño, para sufrir por la salvación de la humanidad.

Sufriste los pesados trabajos y sufrimientos para expiar los pecados cometidos contra Dios.

Tu sacrificio, tu vida ofrecida en el altar de mi Corazón Inmaculado como sacrificio agradable al Señor, atrajo la Misericordia del Padre hacia la Nación Brasileña.

Y ahora, verdaderamente, Mi Corazón comienza a salvar esta tierra, comienza ya a aplastar y aniquilar el imperio diabólico de Satanás.

¡Alegra tu corazón hijo Mío! Porque verdaderamente lo has conseguido con los Rosarios Meditados, con las Horas de Oración, con las Películas de mis Apariciones, con el Trono del Sagrado Corazón de mi Hijo. Con tu vida totalmente dedicada a Mí año tras año, día tras día en el más obediente y ardiente servicio de Amor, has logrado verdaderamente la salvación de la Tierra de la Santa Cruz.

¡Alégrate por ello! ¡Alégrate por ello! Y seguid rezando, porque a esta tierra tan amada por Mí, pero tan insidiosamente por Mi enemigo, le esperan muchas más cosas maravillosas, muchas más gracias.

¡Esta tierra tan amada por Mí recibirá aún más Gracias y Bendiciones maravillosas!

¡Rezad! ¡Rezad! Y que todos los que aún están en las tinieblas: de los errores del comunismo, del socialismo, del ateísmo, vengan a la Luz.

Y así, la Salvación del Señor que he venido a traer a Jacari llegue también a todos ellos. Y así, toda la Tierra de la Santa Cruz, todo Brasil, se convierta verdaderamente en el Jardín: ¡de la Gracia, de la Belleza y de la Santidad de mi Corazón Inmaculado!

A todos bendigo con Amor y digo ¡Rezad! ¡Rezad! ¡Rezad sin cesar! ¡Por muchas maravillas que mi Corazón está preparando para vosotros, para vuestra Nación!

Os bendigo a todos con Amor ahora desde Fátima, desde Heede y desde Jacareí».

(María Santísima después de tocar y bendecir los sacramentales): «Como ya he dicho, allí donde llegue una de estas imágenes, el Rosario, allí estaré viva llevando las grandes gracias del Señor.

Os doy las gracias a todos y especialmente a ti, mi querido hijito Andrés. Gracias por venir a consolarme en estos tres días, a alabarme, a darme la alegría, la satisfacción, el contento de tu presencia aquí en Mi casa.

Gracias por venir también a darme momentos de alegría, momentos de comprensión, amistad y afecto por Mi hijo Marcos.

Gracias, gracias por venir a regalar también a este Mi Santuario más oración y más amor.

¡Ahora derramo mis bendiciones sobre vosotros! Y no lo olvidéis nunca: ¡Os amo y allí donde estéis, Mi manto os cubrirá y protegerá siempre!

También te doy las gracias y te bendigo querido pequeño Carlos Tadeu. Gracias por los Cenáculos.

Gracias por las oraciones.

Gracias por difundir Mis Mensajes.

Gracias por tu Amor que también sube al Cielo como ardiente Oración de Amor y que vuelve a la Tierra como Gracias de Amor para tantas almas necesitadas.

Gracias a todos Mis hijitos que difunden la Palabra y a todos los que rezan siempre por Mis intenciones y por la realización de Mis Planes Maternos que culminarán en el Triunfo de Mi Corazón Inmaculado en Brasil y en el mundo.

¡Alegraos corazones! A todos os doy las gracias.

¡Alegraos! Porque si no existiera Jacareí ya no existiría Brasil.

Gracias a Mi Aparición aquí. Gracias al «Sí» de mi pequeño hijo Marcos. Gracias a su valentía al transmitir Mis Mensajes y soportar el peso de la Cruz, para hacerlos llegar a todos.

Gracias a las almas que rezaron y ayunaron pude salvar a Brasil en el mes de Mi Rosario.

Sí, 40 años después de la ruptura de Mi Imagen encontrada en Río Paraíba, iniciaré finalmente la reconstrucción de Brasil.

Así como el pueblo de Dios caminó 40 años por el desierto hasta la Tierra Prometida, la Tierra de la Prosperidad y de la Bendición. Así, después de 40 años de socialismo y comunismo comenzaré a reconstruir Brasil.

Sí, Mi hijo Marcos acertó: El 40 aniversario de la reconstrucción de Mi Imagen, la restauración de Mi Imagen es el año que marca el inicio de la restauración de Brasil.

Alegrad vuestros corazones porque la Madre del Cielo está al frente de todo lo que sucede, y Ella continuará guiándoos, con seguridad, hasta la Victoria definitiva.

Os bendigo a todos de nuevo y os dejo mi paz».