Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil

 

viernes, 28 de julio de 2017

Mensaje de San Judas Tadeo

 

(San Judas Tadeo): Amado hermano Carlos Tadeo, hoy vengo de nuevo del Cielo para bendecirte y decirte: ¡Felicidades! ¡Feliz Cumpleaños! Que todas las gracias y bendiciones del Cielo caigan hoy sobre ti.

Querido hermano, ¡cómo te amo! No puedes imaginar cuán grande es el amor que te tengo y cuánto te defiendo, cuánto te protejo, cuánto te amo.

Has de saber que, cuando predicaba la Buena Nueva del Evangelio por todas partes, una vez llegué a una ciudad y empecé a predicar el Evangelio.

Muchas personas de aquella ciudad se convirtieron, pero otras no querían convertirse. Y viendo que perderían muchas almas para la fe de Nuestro Señor Jesucristo, porque eran sacerdotes de dioses paganos, tramaron mi muerte.

Sí, un día me esperaron en un camino desierto, me golpearon tanto que me juzgaron muerto, pero por la gracia de Dios y la ayuda de mi Santísima Reina sobreviví.

Ella vino a Mí, se me apareció, y me dio fuerzas para levantarme y continuar mi camino y mientras me hablaba, me mostró a ti amado hermano, me mostró tu futura obediencia a Ella, tu futuro amor a Ella y al Señor. Y el saber que tú serías el fruto de todos aquellos dolores, de todos los sufrimientos que Yo padecí, Me consoló y Me dio nuevos ánimos para seguir adelante.

Sí, consolaste mucho Mi Corazón en aquel momento. Sí, en aquella visión, aunque todo mi cuerpo estaba reducido a un dolor y a una herida, Mi Corazón se regocijó. Y entonces, verdaderamente, recobré el valor y me dispuse a proclamar la buena nueva del Señor.

Mi Santísima Reina desapareció y volvió a San Juan Apóstol con los Ángeles que la acompañaban en la Aparición. Y entonces, tomando de nuevo mi bastón, seguí proclamando la buena nueva del Señor, volví a la misma ciudad, y entonces prediqué el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo con más fuerza aún.

Los que me perseguían mientras vivía se quedaron muy sorprendidos, pero aun así no quisieron convertirse. Entonces tramaron algo mucho peor contra Mí, levantaron falsas acusaciones contra Mí, sobre todo, fraguaron un robo del objeto de algún rico y me llevaron a los tribunales, a juicio, y luego decretaron que debía ser apedreado.

Pero Mi Santísima Reina no lo permitió, los puso rígidos como estatuas de piedra, de modo que pude alejarme de aquella ciudad e ir a otra región, salvando así Mi Madre del Cielo mi vida. Pero en la prueba sufrí mucho y ya estaba seguro de la hora de mi muerte, por lo que ofrecí esa gran angustia por ti.

Mira, querido Hermano Mío, cuánto te amo y cómo ofrecí todo por ti. Por tanto, debes sentirte feliz porque estos Mis méritos también te pertenecen y puedes disponer de ellos para obtener muchas gracias para ti. Sea cual sea la voluntad del Señor y le pidas por estos Mis méritos, por los méritos de estos Mis sufrimientos, todo te será concedido.

Pide el aumento de la llama de amor en ti y te será concedido. La llama de amor es lo que más debes pedir; es lo que más debes desear. Poseer esta llama de amor de la Madre de Dios, esta misma llama que yo poseí en tan gran grado, en tanta intensidad y plenitud.

Para poseerla debes renunciar a todas las cosas terrenales que te impiden poseerla, que ocupan un lugar en tu corazón que debe ser sólo suyo, y a todo lo que enfría esta llama en tu corazón.

De este modo, esta llama entrará en tu corazón, crecerá y arderá grande y poderosamente, e incluso esta llama calentará los fríos corazones que te rodean.

Toda alma de buena voluntad, toda alma que sea de la verdad y esté predestinada, aceptará los Mensajes de la Madre de Dios que difundas y aceptará su llama de amor.

El alma que no es de la verdad, que no es de buena voluntad, esta alma rechazará el Mensaje de la Madre de Dios y todo lo que habláis, porque es hija de las tinieblas y el alma que es hija de las tinieblas no se acerca a la luz y odia la luz.

Por tanto, hermano mío, no te desanimes por esas almas frías y duras. Avanza siempre en busca de esas almas que son de la luz y sólo están esperando el anuncio de la luz, el resplandor de la luz para correr hacia ella.

Sí, eres una luz que la Madre de Dios encendió en el mundo junto con nuestro amado Marcos para iluminar la tierra en este tiempo de tantas y tan densas tinieblas. Sigue adelante, avanza y no temas, ¡yo siempre estaré contigo y nunca te abandonaré!

Hoy, en tu cumpleaños, derramo sobre ti una copiosa lluvia de bendiciones, frutos de estos méritos, de estos sufrimientos, de estos martirios que he padecido por nuestro Señor y por nuestra Santísima Reina.

Todos estos méritos aplicados sobre vosotros se convertirán en abundantes gracias del Sagrado Corazón de Jesús, del Corazón Inmaculado de María y del Corazón de San José. Sí, y estas bendiciones permanecerán contigo toda la vida hasta tu partida de este valle de lágrimas.

Hoy has sido grandemente enriquecida por Mí, grandemente enriquecida por la Madre de Dios, grandemente enriquecida por todo el Cielo, Ella te envía felicitaciones, abrazos y muchas bendiciones por tu cumpleaños.

No temas nada, porque todo el Cielo vela siempre por ti. Ama siempre a quien te amó primero y te amará siempre.

Ama a tu hijo Marcos, que incluso cuando no sabías que te quería por padre, ya te quería, ya te quería mucho. Ama al hijo de las profecías de la Madre de Dios, ama al hijo de la promesa, al hijo de la esperanza de la Madre de Dios. Para que a través de él podáis recibir aún más benevolencia, placer y la bendición del Señor y de la Madre de Dios.

Todo el que ama a un apóstol de Cristo ama a Cristo mismo, según dijo él mismo en el Evangelio: Quien os recibe a vosotros, me recibe a mí. Quien me odia os odia, quien me desprecia os desprecia.

Pues bien, si amas a este hijo amadísimo del Sagrado Corazón de Jesús y de la Madre de Dios, estarás amando al mismo Dios, a la misma Madre de Dios que se le aparece y que lo eligió para ser su portavoz, su embajador, su mensajero y su hijo más amado en la tierra.

Deberías sentirte feliz porque nunca has oído hablar de una Reina que entregue a nadie, a su hijo amado. Sí, una Reina no da ni a su hijo ni ningún bien que sea demasiado querido para su corazón a ningún otro.

La Reina del Cielo te ha dado a ti, amado hermano, al que es su hijo más querido, su benjamín, su serafín de amor más amado. Y el hijo que durante 26 años le da inmensa gloria, consuelo, amor, fidelidad y alegría y sobre el que se posa su mirada.

Sí, fue en él, en sus ojos, donde ella reflejó su figura más bella y luminosa para que toda la humanidad pudiera verla y creer en ella. Sí, nunca se ha oído decir que nadie haya tenido en sus ojos reflejada la bellísima figura de la Madre del Señor.

En los ojos de tu hijo ocurrió este gran milagro, no una, sino muchas veces, porque él es verdaderamente el espejo más claro, limpio y puro donde la Madre de Dios puede reflejarse para que todos puedan ver Su presencia, conocer Su Amor, ver Su luz, vislumbrar Su Luz.

Sí, éste es el hijo que la Inmaculada te ha dado, alegra su corazón, porque Ella te ha concedido un gran honor, deferencia y gracia que no se concederá a ningún otro mortal.

Exulta de alegría, porque si esto se le hubiera dado a San Alfonso habría muerto de amor. Si me lo hubieran dado a Mí, por ejemplo, habría muerto atravesado por una lanza de alegría y amor divinos.

Por tanto, amado hermano, debes sentirte feliz, rico y sumamente amado por la Santísima Trinidad y la Madre de Dios, que te ha favorecido de un modo único.

Continúa en el camino de la gracia, de la santidad, de la oración y del amor. Reza el Rosario, reza siempre mi Rosario, pues con esas oraciones aún sacarás mucho provecho y recibirás de la bondad divina.

Yo, Judas Tadeo, te bendigo y te cubro con mi Manto de Amor ahora desde Jerusalén, Nazaret y Jacari.

Orígenes:

➥ MensageiraDaPaz.org

➥ www.AvisosDoCeu.com.br

➥ www.AparicoesDeJacarei.com.br

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