lunes, 28 de julio de 2014

Ven Santísima Trinidad y Bendita Sagrada Familia

Hijo mío muy amado, soy la Madre María. Estas perdonado y las cosas que dijiste que lastimaron a alguien, solo corrige con amor y si sabes que no te escuchan, corrige con amor duro. Ese es el problema del mundo, las mujeres controlan a los hombres con la amenaza del divorcio o del sexo. Intentan hacer el trabajo de satanas en el mundo y luego esperan que alguien cuide de sus hijos sin coste alguno. Esto es de satanás en su máxima expresión. Las mujeres se gastan el dinero en chorradas y arruinan a sus hijos. Están enseñando a su marido y a sus hijos la misma vida que ellas llevan. Es hora de que los hombres se levanten y se hagan cargo de la familia. El hombre hará cualquier cosa por la mujer si ésta cumple su papel y escucha, pero si ella lo controla todo no hay paz en la familia. Esto es lo que te dijeron anoche. No fuiste tú, fue tu Dios dándote la gracia de levantarte y ser un hombre como debes ser para que el mundo cambie algún día. Dios Padre hablará.

Mi amado hijo, estás sufriendo mucho porque estás haciendo la voluntad de Dios. El mundo está tan enfermo que nadie hará lo que Yo le digo que haga. Las palabras que dijiste a tu amigo y a tu cónyuge venían del Cielo. Has hecho lo que tu Dios, el Padre de todos, está a punto de hacer a toda la tierra. Tu Dios está harto de que todas las madres no cuiden de los hijos que les he dado. Los hombres se comportan como mujeres y las mujeres se comportan como hombres. Ya os he dicho antes que los hijos nunca conocerán la verdad y siempre estarán en la zona gris si el hombre no es la cabeza y la mujer el corazón. Por eso hay que parar el mundo y volver a empezar. La mujer tiene que ser el corazón y el hombre la cabeza. El hombre la cabeza y la mujer la consejera, no la líder. Tienen que ser obedientes a su orden divino que Yo, vuestro Dios, he establecido. Este es vuestro Padre que está en los Cielos, harto y cansado de todo esto. Harto y cansado de todos los pecados del mundo y ahora dejará de hacerlo, pero todavía lleno de amor y de gracia para todos los que se arrepientan. Con amor, Padre.