Mensajes de diversas orígenes
miércoles, 13 de diciembre de 2023
Hijos míos, también esta tarde os pido oración por mi amada Iglesia
Mensaje de Nuestra Señora a Angela en Zaro di Ischia, Italia del 8 de diciembre de 2023

Esta tarde la Virgen María se presentó como la Inmaculada Concepción. Estaba toda vestida de blanco, envuelta en un gran manto azul muy claro que le llegaba casi hasta los pies, que descalzos descansaban sobre el mundo. Sobre el mundo estaba la serpiente que Ella sujetaba con el pie derecho. Su cabeza estaba cubierta con un tocado, como un fino velo que llegaba hasta Sus hombros. Sobre Su cabeza había una corona de doce estrellas brillantes. Tenía los brazos abiertos y en la mano derecha un largo rosario luminoso que le llegaba casi hasta los pies. En Su pecho, la Virgen María tenía un corazón de carne coronado de espinas que palpitaban. La Virgen María estaba envuelta en una gran luz y la rodeaban muchos ángeles que cantaban una dulce melodía. Antes de que llegara la Madre, el bosque estaba como iluminado, luego un rayo de luz como blanco plateado. Entonces vi la campana donde la Virgen me la muestra cada vez. Estaba sonando en señal de celebración.
Alabado sea Jesucristo.
Queridos hijos, alegraos Conmigo, orad Conmigo. Os amo hijos, os amo inmensamente.
Queridos hijos, vivid en paz y alegría.
Hijos míos, vivid en oración, que vuestra vida sea oración.
Amados hijos, velad Conmigo en oración y recogimiento, dejad que la oración os lleve a una conversación continua con Mi Hijo Jesús.
Hijos míos, ¡no tengáis miedo de las pruebas!
(La Virgen María se sumió en un largo silencio).
Mis queridos hijos, os esperan tiempos difíciles, pero Yo estoy a vuestro lado. Por favor, sed hombres y mujeres de oración, pero sobre todo sed hombres y mujeres de silencio.
Hijos míos, también esta noche os pido oración por Mi amada Iglesia. Rezad mucho por el Vicario de Cristo, rezad mucho por el Espíritu Santo, rezad para que no se pierda el auténtico Magisterio de la Iglesia. La Iglesia pasará por pruebas y tribulaciones. Rezad, hijos míos.
En ese momento, la Virgen María juntó las manos y dijo: «Hija, recemos juntas». Rezamos durante mucho tiempo y mientras rezaba tuve algunas visiones.
Entonces la Virgen María reanudó su discurso.
Hijos míos, os amo, os amo inmensamente, sed luz y vivid en la alegría. Sed luz para los que aún viven en las tinieblas.
Finalmente Ella dio Su Santa Bendición. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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