miércoles, 13 de agosto de 2014

Miércoles, 13 De Agosto De 2014

Mensaje de Jesucristo dado a la vidente Maureen Sweeney-Kyle en North Ridgeville, Usa

«Yo soy tu Jesús, nacido Encarnado».

"Os digo que una persona llena de intereses propios es un mal líder y un mal instrumento en las Manos de Dios. Tal persona protege sus propias ambiciones, poder y reputación en lugar de actuar en nombre del bienestar de su rebaño. La Voluntad del Padre ni siquiera es una consideración, ya que el interés propio descarta fácilmente cualquier competencia hacia un fin egoísta."

"Un buen líder es desinteresado, renuncia a sus propios intereses en beneficio de los demás. Un buen líder es suavemente persuasivo y recibe el respeto de sus seguidores a través de un respeto mutuo, el uno por el otro. Bajo un buen líder, no es necesaria la exigencia de obediencia, pues el cumplimiento de los deseos del líder se satisface con el deseo de agradar".

"Mi Padre desea que todas las personas y todas las naciones Le conozcan como líder y Padre amoroso. Entonces, en sentimientos mutuos de amor y respeto, Sus Mandamientos serían venerados. Debes conocer a alguien para tener este amor y respeto. Conocerme a Mí es conocer a Mi Padre que me envió".

«Purificad vuestros corazones del interés propio y llenadlos de amor a Mí».

Lee Lucas 10:16

El que os escucha a vosotros me escucha a Mí, y el que os rechaza a vosotros me rechaza a Mí, y el que me rechaza a Mí rechaza al que me envió".

Lee 1 Tesalonicenses 2:3-8

Porque nuestro llamamiento no procede de error ni de inmundicia, ni se hace con engaño; sino que, así como hemos sido aprobados por Dios para que se nos confíe el Evangelio, así hablamos, no para agradar a los hombres, sino para agradar a Dios, que prueba nuestros corazones. Porque nunca usamos ni palabras de adulación, como sabéis, ni un manto para la codicia, a Dios pongo por testigo; ni buscamos gloria de los hombres, ni de vosotros ni de otros, aunque hubiéramos podido exigirla como apóstoles de Cristo. Sino que fuimos amables entre vosotros, como una nodriza que cuida de sus hijos. Así, deseándoos afectuosamente, estábamos dispuestos a compartir con vosotros no sólo el Evangelio de Dios, sino también nuestro propio ser, porque habíais llegado a sernos muy queridos.