martes, 4 de octubre de 2011

La Santísima Madre aparece sobre la capilla de la casa en el jardín de la Casa de la Gloria en Mellatz a las 8 pm con San José y San Miguel Arcángel y habla a través de Anne.

Está el círculo. Se está formando cada vez más. Ahora la Santísima Madre está aquí. Ahora continúa flotando. Detrás de él está San José, el Esposo de la Madre de Dios y ahora viene San Miguel Arcángel. Ahora muchas estrellas aparecen en todo el cielo. ¿Tampoco lo ves? Hermosa es la Madre de Dios. Oh, es hermosa. Madre de Dios, eres tan hermosa.

Sí, ahora ella habla: Mis amados hijos de María, también hoy, este 4 de octubre, me aparezco a Mis pequeños aquí detrás de la Casa de la Gloria en el jardín. Como ya escuchaste de Mí esta mañana, me mudaré a su Casa de la Gloria con esta figura. El Padre Celestial lo desea así. Ya han hecho arreglos para recibir el Santuario del Padre Celestial en su casa, Yo, la Santísima Madre, la Madre Inmaculada y Reina de la Victoria. Los reciben en esta estatua. Aunque fue tallada de manera diferente, sigo siendo la Madre Inmaculada y Reina de la Victoria, como aquí en este lugar en Wigratzbad, muy cerca de ustedes.

Mis amados hijos, cuánto deseaba poder mudarme a su casa. Realmente lo deseo para el día, viernes 7 de octubre, en Mi Fiesta del Rosario. En este día me gustaría mudarme. También hablaré ese día, y lo haré en la puerta de la Casa de la Gloria.

Mi pequeña, tendrás miedos de nuevo como siempre. Sacrifícalos, porque sabes cuántas almas el Padre Celestial en la Trinidad quiere salvar. Cuántas todavía yacen en la incredulidad, en la confusión, porque fueron engañadas por los muchos sacerdotes y por todo el clero, - incluso hoy. Pero Yo, la Madre Celestial, derramaré muchas gracias en este lugar Mellatz. ¿Por qué? Porque este lugar está muy cerca de Wigratzbad. Aquí estableceré Mi lugar, porque aquí habitan esta Casa de la Gloria, la Casa del Padre Celestial, como Él mismo la ha nombrado.

Así es, Mis amados. Estoy esperando mudarme a su casa, la casa del Padre el viernes. Les agradezco por elegir este camino para ir hoy, a Hergensweiler, el lugar del tallador, para que todo comience.

Sí, el tallador ha tenido que sufrir mucho, mi hijo Ludwig. Pero ahora está muy contento de que pueda ocupar mi lugar aquí en este lugar Mellatz y mudarme a la Casa de la Gloria.

¿Cuántas veces he mencionado la Casa de la Gloria, Mis amados hijos? Es la alegría del Padre Celestial que experimento, Yo como Madre y como Madre de la Iglesia. Se me permite mudarme aquí, porque el Padre Celestial lo ha deseado y permitido. También es Su deseo que pueda aparecer aquí todos los días con Mi Esposo, San José, y con el Santo Arcángel Miguel. Cuánto todo el cielo se regocija por ustedes.

Hoy han celebrado el cumpleaños de Mi hija Katharina y mañana celebrarán el cumpleaños de Mi hijo sacerdote Rudi. Deseo que también conmemoren solemnemente este día como lo hicieron hoy. Todo debe estar bien. Todo debe estar provisto en el orden y amor del Padre, porque entonces tendrán armonía entre ustedes. Y así debe ser.

Y ahora me despido de ustedes. Volveré al Cielo con Mi Esposo, San José, con San Arcángel Miguel y muchos ángeles que irán adelante y nos acompañarán en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sean más valientes, Mis amados, porque una y otra vez hablaré y apareceré aquí, y una y otra vez el Padre Celestial desea el mensaje frente a la casa todos los domingos, o en los días que Él mismo indicará. La bendición debe ser desde la ventana de la capilla todas las noches. Los amo, Mis amados hijos. Caminen por el camino pedregoso que está preparado para ustedes. El Padre Celestial les da la dirección. Amén.