miércoles, 12 de septiembre de 2007

Fiesta del Nombre de María.

Jesús habla a través de su hija Anne en la ocasión del Jubileo de Oro en Battenhausen.

Jesús apareció con la túnica real roja, cetro y corona, también la Santísima Madre con la túnica blanca y vestido azul claro. Había piedras brillantes en el vestido. En su corona había piedras azul claro. Este azul se asemejaba al color del vestido. San José apareció con el lirio y los tres arcángeles con vestimentas doradas y con alas doradas. Estos ángeles han puesto a nuestros ángeles guardianes detrás de nosotros. Los ángeles guardianes estaban vestidos todo de blanco. Padre Pío y Padre Kentenich también estaban presentes. El presbiterio estaba completamente bañado en oro amarillo y lleno de ángeles con túnicas blancas y doradas, todos arrodillados y adorando el Santísimo Sacramento expuesto. Rayos brillantes emanaban del lugar más sagrado. Algunos rayos se volvieron rojos, algunos amarillos y algunos blancos. Dos ángeles con túnicas blanco-doradas descendieron con dos coronas de mirto decoradas con pequeñas perlas doradas y las colocaron sobre las cabezas de la feliz pareja.

Querida pareja feliz, Jesús les pide que se arrodillen en el escalón, porque Él quiere bendecirlos Él mismo y también expresar este deseo.

Jesús Cristo habla en este momento: Yo, Jesús Cristo, hablo ahora y hoy a través de Mi instrumento dispuesto, obediente y humilde Anne. Querida pareja feliz, querida pareja dorada, hoy, en este día especial, quiero volver a tomar esta promesa de ustedes en amor y fidelidad. Yo, Jesús Cristo, deseo que digan este "sí" de nuevo en amor también en su camino de vida. Por favor, digan las palabras: "Sí, nos amamos".

La pareja feliz dice: "Sí, nos amamos".

Gracias, querida pareja feliz, porque estoy en medio de ustedes. Me han pedido una y otra vez en sus vidas que venga a estar en medio de ustedes. Han utilizado este tiempo, su matrimonio, porque me han pedido una y otra vez que venga a estar en medio de ustedes para poder llevar su cruz y sufrimiento conmigo. No fue algo automático este sufrimiento y cruz que pudieron llevar. Les he impuesto muchas cosas y no se han rebelado. Una y otra vez se han dado amor en la promesa de fidelidad y me han permitido ser el tercero en su alianza.

Han aceptado a sus hijos de Mi mano. Por esto les agradezco. Los han educado y amado en la fe cristiana, en la fe católica. Les han dado todo. Nunca se han puesto en primer lugar, sino que siempre me han puesto en primer lugar. Gracias por este amor, porque quiero rocíarlos una y otra vez con este Amor Divino.

Hoy es este día de gracia y recibirán rayos dorados de gracia. Sí, Mi pequeña ve estos rayos de gracia en este momento. También brillan con pequeños diamantes. Estos son regalos especiales que recibirán de Mí para el futuro. Mi madre siempre ha estado en medio de ustedes y en sus corazones. La han amado como su madre. Ella también les agradece y se alegra de que siempre hayan sido fieles a ella. Todas las dificultades que han tenido, las han soportado con amor y paciencia. Se han perdonado donde ha sido necesario. Gracias, gracias, queridísima pareja feliz.

Hoy están presentes dos sacerdotes. Este es un regalo especial. Mi Santa Misa de Sacrificio en el rito tridentino también contiene los mayores regalos de gracia. Y ahora Yo, Jesús Cristo, quiero bendecirlos en su futuro camino de vida, para que también en este camino permanezcan juntos en lealtad y acepten todo de Mi mano.

Les bendice con Mi Santísima Madre, todos los ángeles y santos que estuvieron presentes en esta Santa Misa de Sacrificio, el Dios Trino, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén. Alabado y glorificado sea Jesús Cristo en el Santísimo Sacramento del Altar. Vivan el amor, porque el amor es el mayor de todos los regalos. Amén.