lunes, 13 de enero de 2014

¡Te damos un regalo indecible a través de Nuestros hijos visionarios y profetas!

- Mensaje nº 410 -

Hija mía. Mi querido hijo. Te amo. Escucha lo que Nosotros queremos compartir hoy con el mundo: Mi Hijo viajó mucho, porque de forma parecida a hoy, Él, el verdadero Hijo de Dios, el Mesías, que trajo la verdadera palabra del Señor a todos los pueblos, no era querido, igual que sigue ocurriendo hoy en vuestro mundo: Los que proclamáis la verdadera palabra del Señor sois atacados. Se les insulta, se les ridiculiza, se les declara locos. Se les rechaza, se habla mal de ellos delante de los demás, se les ridiculiza, se les difama. Lo mismo se hace con los que les siguen, y así era incluso entonces. En muchas regiones de vuestro mundo, los cristianos son perseguidos, torturados y despreciados por la sociedad, incluso asesinados, porque sólo la verdadera, la única fe verdadera hace que las personas de otras creencias, así como los no creyentes, sientan tal odio que utilizan la violencia contra los que siguen a Jesús y recorren el camino del Señor.

Hijos míos. Jesús fue perseguido y eso desde su nacimiento. La obsesión por el poder, la codicia y la envidia, el orgullo, el deseo de reconocimiento y de control sobre los demás, dominaban muchos corazones entonces como ahora, porque el diablo hace todo lo posible para encubrir, anular, erradicar la verdad y perseguir, prohibir la boca, encerrar o destruir al que dice la verdad.

Hijos míos. Mi familia y yo fuimos objeto de esta persecución, deshonra y rechazo de la gente, igual que lo son hoy Nuestros hijos elegidos. Debéis empezar a creer en su palabra, pues es Nuestra palabra la que proclaman por Nosotros y por el Padre que está en los Cielos, para que Mi Hijo pueda tener acceso a vosotros confesándole a Él, vuestro Salvador.

Hijos Míos. Cualquiera que lea estos mensajes con un corazón sincero se dará cuenta de la paz que se está depositando en su corazón. Sentirá el amor grande, puro y tan maravilloso y satisfactorio del Padre, lo recibirá y dejará que actúe en él, ¡y estará preparado para esta pureza y amor perfectos del Señor!

Nadie que no siga el camino hacia el Padre podrá soportar Su amor, ¡tan puro, tan grande es! Pregunta a los que lo han experimentado, te dirán qué proceso requiere esta preparación, porque lleva tiempo implicarse en este amor, que, una vez aceptado y vivido, ¡lo cura todo en el hombre!

Hijos míos. Las enfermedades físicas suelen estar causadas por una deficiencia en ti, pero también por influencias externas, así como por la aceptación de sacrificios, es decir, como expiación. Algunas personas se despiertan por la enfermedad y sólo así encuentran el camino hacia el Señor. Otra lo acepta todo para expiar a los pecadores y dar a Dios Padre. Otras carecen de esta conexión amorosa y sanadora con el Señor, y enferman debido a esta falta de amor, la falta de amor divino que produce la curación interior. Hay muchas variantes, pero el que está verdaderamente con Dios y con Jesús puede aceptar cualquier enfermedad con amor y confianza, porque conoce muchos misterios del Señor y así los soporta con amor y alegría.

Hijos míos. Confiesa a Jesús y déjale entrar en tu corazón. ¡Dadle vuestro Sí y seguid el camino hacia el Padre! No queda mucho tiempo, ¡porque el final está más cerca de lo que crees!

Hijos míos. ¡No sigáis condenando y persiguiendo a los que entre vosotros os anuncian la palabra del Señor! Escuchad a vuestro corazón y no deis oportunidad a las dudas, ¡porque son sembradas en vosotros por el demonio para apartaros del camino del Señor!

Muchas cosas os revelaremos antes de que Jesús venga por segunda vez, y muchas cosas no las habréis oído ni leído antes en ninguna parte. Hay una razón para ello, pero esta razón os será revelada más adelante.

Hijos míos. Creed y confiad, pues es vuestra fe la que os conducirá a través de estos tiempos y os acercará cada día un poco más al Señor, y es vuestra confianza en Jesús y en Dios Padre la que os hará aceptar todos los obstáculos y os llevará en paz a la eternidad.

Que así sea. Te quiero.

Tu Madre del cielo.

Madre de todos los hijos de Dios. Amén.

"Hijos míos. Mis hijos tan amados. Si Mis hijos elegidos no creyeran en Mí, no confiaran en Mí sin reservas, esta misión no sería posible.

Os damos a través de ellos, Nuestros hijos videntes y profetas, un don indecible, a saber, la preparación para lo que está por venir, la claridad sobre lo que está sucediendo y aún saldrá de ello, y el amor, el indescriptible y purísimo amor del Señor, Nuestro Creador, para que os liberéis de las trampas del mal y entréis en el Nuevo Paraíso, cuyas puertas están a punto de abrirse.

Acepta este don, con fe y confianza, ¡y no permitas ninguna duda! Yo, tu Santo Jesús, que tanto te ama, te pido que lo hagas. Amén".

"Mi Hijo está preparado, pero os pido vuestras oraciones para que muchas más almas se salven y encuentren el camino a casa, hacia Mí, hacia su Padre y vuestro Padre, el Creador Todopoderoso.

Os doy las gracias desde lo más profundo del corazón de Mi Padre, que tanto os ama.

Tu Padre que está en los Cielos.

Creador de todo ser. Amén".

"El Señor ha hablado, así que sigue Su llamada. Yo, el ángel del Señor, te lo digo. Amén. Tu ángel del Señor".