domingo, 23 de abril de 2017

Fiesta de la Divina Misericordia

(Sagrado Corazón de Jesús): Hijos míos, hoy, en la Fiesta de mi Divina Misericordia, vengo de nuevo a deciros: Yo soy el Dios Misericordioso. Soy el Salvador Misericordioso de toda la humanidad y toda alma que recurra a Mí en busca de Mi Misericordia, la recibirá.

Perdono incluso a los peores pecadores, sólo que no puedo perdonar a aquellos que se obstinan en sus pecados e insisten en permanecer en la locura de sus faltas hasta el final de sus vidas.

Todo aquel que recurra a Mí a través de Mi Santísima Madre, recibirá Mi Misericordia.

Perdono a todo corazón arrepentido y nunca negaré Mi Gracia a quien acuda confiadamente a Mi Misericordia.

Aquí que está el Trono de Mi Misericordia y donde verdaderamente los Mensajes que di a Mi hija Faustina son verdaderamente conocidos, meditados y difundidos, derramo un océano interminable de Misericordia a cada alma que acude a Mí apelando a Mi Misericordia.

Cada alma que acuda a Mí necesitada de Mi Misericordia, la alcanzará. Y el alma que colabore con Mi Misericordia, esta alma será amada y querida por Mí como la flor más bella y fragante que Yo mismo recogeré para Mi alegría y alabanza durante los siglos venideros.

A todos bendigo con Amor desde Plock, desde Cracovia, desde Varsovia y desde Jacareí».

(María Santísima): «Hijos míos, hoy, en la Fiesta de la Divina Misericordia, vengo como Madre de Misericordia para deciros: Soy la Madre de Misericordia que no rechaza a ningún pecador. Soy la Madre de Misericordia que a ningún pecador niega la misericordia, el perdón y la salvación.

Soy la Madre de Misericordia que hace todo por la salvación de todos sus hijos. Sólo que no puedo ayudar al pecador que rechaza Mi ayuda y que rechaza Mi Amor. De lo contrario, incluso el peor pecador, si acepta Mi Amor, si quiere Mi ayuda, debe ser salvado por Mí.

Yo soy la Madre de Misericordia, que ama a sus hijos dóciles y obedientes, pero que molesta a los rebeldes y desobedientes, a los orgullosos que en su corazón se niegan a obedecer Mi voz, para ellos la Misericordia es imposible.

Por eso pido a Mis hijos, que renuncien a todo orgullo para que por fin tengan la santa humildad que les hace dignos de ser ayudados por la Misericordia del Señor, por Mi Misericordia Maternal.

A todo el que venga aquí, que es mi Trono de Misericordia, para pedirme Misericordia lo alcanzará.

Continuad rezando Mi Rosario cada día, dilatad vuestros corazones a Mi Llama de Amor leyendo y meditando espiritualmente a diario. Eso enriquece vuestras almas con pensamientos santos y abre vuestra inteligencia para conocer la gloria de Dios, Su amor, Su voluntad.

Continuad difundiendo Mis apariciones en Fátima para que cada vez más hijos Míos conozcan los Mensajes que di a Mis Pastorcitos para que el mundo se salve.

Mi Mensaje de Fátima es para toda la humanidad, es la salvación del mundo lo que está en juego: o la salvación, o la perdición eterna de las almas.

Por tanto, difundid Mi Mensaje de Fátima, haced que todos obedezcan Mi Mensaje de Fátima y entonces Dios enviará la paz al mundo.

Aquí, donde terminaré lo que empecé en Fátima, ahora debéis vivir verdaderamente este Mensaje. Y decid, dad el «sí» a todo lo que entonces pedí para que Mi Plan de Amor se realice y entonces, muchas almas se salven para gloria del Señor.

A todos bendigo con amor desde Fátima, Caravaggio y Jacareí».