martes, 13 de febrero de 2018

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

Hoy, Jesús apareció acompañado de Nuestra Señora y de San José, y junto a ellos tres estaban también San Rafael y San Miguel.

¡La paz sea contigo!

Hijo mío, estoy aquí porque deseo consolar vuestros corazones y vuestras almas. Deseo dar alivio a vuestros cuerpos abatidos y maltratados por tantas enfermedades.

Yo soy la Vida y la Salud Eternas que necesitáis. Dejad que mi amor envuelva vuestro ser, para que os beneficiéis de él y encontréis la paz.

Te pido: perdón, amor, conversión y santidad. Muchos corazones están heridos, pero yo vengo a derramar el bálsamo que suaviza y cierra sus heridas.

Pide con fe y obtendrás. ¿Aún no has aprendido a creer? Creed, creed, creed, porque Yo soy el que lo es todo en vuestras vidas, el que hace que las penas se conviertan en alegría, pero dejad que mis palabras y mi amor entren en vuestros corazones para que vuestras almas sean liberadas de las cadenas espirituales del pecado que os esclavizan.

Arrepentíos de vuestros pecados. Un acto de amor y arrepentimiento puede obtener tanto de mi Corazón misericordioso. Rezad como mi Madre os ha pedido y todo en vuestras vidas tendrá mi bendición y mi luz. Os bendigo y os acojo en mi Sagrado Corazón. Os bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Durante la aparición, la Virgen y San José, junto con los Arcángeles, rezaron el Padre Nuestro y las Glorias pidiendo por las llagas de Jesús nuestra curación y liberación. Los Arcángeles, por orden de Jesús marcaron a las personas presentes en la aparición haciendo la señal de la cruz, en la frente de cada uno quedó una cruz luminosa. Esta cruz es un signo de bendición, de liberación, de curación, no sólo corporal, sino también espiritual. Es un bálsamo para nuestras heridas del alma y del corazón.