Esta noche, la Virgen María apareció vestida completamente de blanco. El manto que la envolvía también era blanco y ancho, y el mismo manto cubría su cabeza. En su cabeza, la Virgen María llevaba una corona de doce estrellas resplandecientes. Madre tenía los brazos abiertos en señal de bienvenida. En su mano derecha sostenía un largo rosario blanco sagrado que brillaba como la luz y casi llegaba a sus pies. En su mano izquierda, la Virgen María sostenía un gran libro abierto cuyas páginas se volvían con una ligera brisa. Sobre su pecho, Madre tenía un corazón de carne coronado de espinas que latía fuertemente
Madre estaba descalza, sus pies descansaban sobre el mundo. El mundo estaba sumergido en una gran nube gris. Madre deslizó parte de su manto y cubrió parte del mundo. La parte que la Virgen María descubrió con su manto comenzó a brillar. Cuanto más envolvía el manto al mundo, más se iluminaba como pequeñas llamas que resplandecían hermosamente. Madre tenía un rostro muy triste, pero también una hermosa sonrisa, como si quisiera ocultar el dolor que sentía
ALABADO SEA JESUCRISTO.
Queridos hijos, gracias por responder a mi llamado. Gracias por estar aquí en mi bendito bosque
Amados hijos, esta tarde os invito a todos a la conversión. Os ruego, hijos, convertíos y volved al Señor. Hijos, tiempos difíciles os esperan. Tiempos de sufrimiento y dolor. Os ruego, hijos, no esperéis más para cambiar, hacedlo hoy. No dejéis para mañana lo que podáis hacer hoy. No temáis, sino confiad en el Espíritu Santo y dejad que Él os guíe hacia la verdad y la salvación
Hijos míos, lloro por todo el mal que continúa haciéndose en el mundo. Os ruego, hijos míos, orad por la paz, orad para que reine la paz. Mi corazón está desgarrado de dolor al ver a tantos de mis hijos muriendo debido a la guerra. Os ruego, arrodillaos e invocad la paz.
Entonces la Virgen María me dijo: “Hija, mira.” Madre señaló el mundo bajo sus pies y cuando dijo "mira", diversas llamas iluminaron el mundo. Hija, todas esas llamas son los Cenáculos de oración. Os ruego, hijos, formad Cenáculos de oración en vuestras familias y en vuestras iglesias. Orad con el corazón, no solo con los labios. Que vuestra vida sea oración.
Consagraos a mi Corazón Inmaculado y convertíos para que experimentéis mi paz.
En ese momento, Madre inclinó la cabeza y guardó un largo instante de silencio. Luego comenzó a hablar nuevamente.
Hijos, orad mucho por mi amada Iglesia y por mis hijos elegidos y amados. La Iglesia pasará por una gran prueba y purificación. Muchos perderán su fe, otros seguirán falsas doctrinas, y muchos que dicen amarme me traicionarán. El rostro de Madre se entristeció, y una lágrima corrió por su mejilla.
Hijos, mi corazón sangra por la dureza de vuestros corazones y el tibieza de muchos. El pecado os aleja cada vez más del amor de Dios y os hace esclavos de las pasiones y los vicios. Hijos, no tengáis miedo, estoy con vosotros; refugiaos en mi Corazón Inmaculado. Dejad que os amen, dejad que os consuelen.
Entonces la Madre tocó a algunos de los presentes y finalmente bendijo a todos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Consagración al Corazón Inmaculado de la Virgen María #1
Consagración al Corazón Inmaculado de la Virgen María #2
Fuente: ➥ MadonnaDiZaro.org