Mensajes de diversas orígenes

 

martes, 13 de agosto de 2024

Comprende los Acontecimientos que te Sucederán

Mensaje de Nuestro Señor y Dios Jesucristo a la Hermana Beghe en Bélgica el 3 de julio de 2024

 

Mis amados, Mis queridos hijos de Francia y del mundo, ¡qué deciros hoy!

¿Pensáis en Mí cuando depositáis vuestro voto en la urna? ¿Pensáis en Mí cuando oís los resultados, los debates de una segunda vuelta? La suerte está casi echada y ¿qué piensas? ¿Estás satisfecho con los resultados? ¿Dónde estoy Yo en toda esta agitación? ¿Estoy presente en estos debates verbales? ¿Me queréis cuando estáis enamorados de tal o cual candidato?

Mis queridos hijos, ¿no veis Mi ausencia? Y sin embargo, cuando votáis, elegís al que os parece menos malo, pero en este menos malo, Yo estoy presente? Mis queridos hijos, os comprendo, pero ¿dónde están los que verdaderamente Me representan? ¿Están presentes? ¿No han sido barridos por ser tan pequeños y casi inexistentes? Este es vuestro mundo actual. He sido verdaderamente expulsado del mundo político, del mundo social e incluso del mundo religioso. El modernismo ha invadido la esfera católica, otras religiones también están bien establecidas y Yo, la Verdad, la que no puede cambiar, sigo siendo adorada en vuestro mundo que se ha vuelto pagano?

Mis queridos hijos, no os dejéis llevar por las olas que se disuelven en la arena y que no os aportarán ni la seguridad que esperáis ni la calma que esperáis. El hombre sin Dios no puede hacer nada en un país que ha negado su alma y que, por tanto, no tiene futuro. Francia fue ciertamente la hija mayor de la Iglesia, pero la propia Iglesia, en manos renegadas, predica falsas pretensiones y el mundo entero, con algunas excepciones, se encamina a su perdición.

Cuando la madre se extravía, la familia se desune; cuando la madre se prostituye, la familia se desmorona. Sin embargo, los representantes de la Santa Iglesia Católica y Apostólica, que es la Madre de todos los cristianos, se extravían y se condenan a la ruina, arrastrando tras de sí a tantos cristianos desamparados por no tener una educación suficiente. Algunos representantes de la Santa Iglesia Católica y Apostólica permanecen fieles, pero su voz es ahogada o ellos mismos son condenados y excluidos de la Iglesia, aunque sean servidores entregados y conscientes de sus responsabilidades.

Hijos míos, os digo todo esto para iluminaros, no para desanimaros. Si estáis lúcidos e informados, comprenderéis los acontecimientos que están sucediendo en vuestro país y en el mundo, y todo lo que se está preparando y lo que está por venir es obra del demonio que quiere alejarme, que quiere destruiros y que está a punto de conseguirlo. Volved todos a Mí, con humildad, fervor y Verdad, y el mundo cambiará porque, a través de vuestra conversión, os traeré la paz, la concordia y la serenidad.

Fuera de Mí no hay salvación; fuera de Mí hay discordia, guerra, ira, crueldad. Que Dios esté con vosotros, pero volved a Mí, sois Mis criaturas, os he creado para vuestra felicidad, no para vuestra desgracia. Comprended los acontecimientos que os sucederán, comprended la cobardía, comprended la infidelidad, comprended vuestros propios errores y volved a doblar las rodillas ante el Santísimo Sacramento del altar, porque en Mí está la paz, el amor y la resolución de todas vuestras desgracias, de todos vuestros compromisos, de todas vuestras dificultades.

Francia sólo se recuperará de su derrota mediante su conversión, mediante su piedad reencontrada, mediante el reconocimiento de su sujeción a Dios, como ya dijo Santa Juana de Arco al rey Carlos Vii: después de haber recibido el reino de Francia del rey, Juana se lo entregó a Dios, que se lo dio a Carlos para que fuera lugarteniente de Dios en su función real. Con la revolución de 1789, Francia se rebeló contra esta sujeción divina y mientras permanezca en este espíritu revolucionario, sin doblar la rodilla ante Dios, su verdadero Rey, permanecerá cada vez más en la sombra, en su desgracia y en la de sus habitantes.

Ha llegado la hora, sí, ha llegado la hora del desastre y los hijos de Francia se desgarrarán porque cada uno querrá ser su propia autoridad, escuchándose sólo a sí mismo, sin consideración ni estima por nadie más. Sí, ha llegado la hora, Mis queridos hijos, pero no os involucréis en este concierto depravado, venid a rezar porque Yo os escucharé, os protegeré, os cubriré con Mi Amor. Permaneced unidos a Mí, buscad consuelo sólo en Mí, Yo soy vuestro único Salvador, no hay otro más que Yo.

Os amo, no os abandonaré, siempre podéis contar Conmigo, allí donde Yo esté, estaréis en vuestro justo lugar.

Os bendigo, Queridos Míos, os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Que así sea!

Origen: ➥ t.Me/NoticiasEProfeciasCatolicas

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