Mensajes de diversas orígenes
lunes, 10 de julio de 2023
Recibir indignamente la Sagrada Comunión
Mensaje de Nuestro Señor a Valentina Papagna en Sidney, Australia, el 2 de julio de 2023

Durante la Santa Misa, después de recibir la Sagrada Comunión y de volver al banco y arrodillarme, di gracias al Señor por haber venido a mí, y le di gracias por todos los presentes que no le daban gracias, y le pedí que tuviera misericordia de todos nosotros.
Al instante nuestro Señor Jesús respondió: «Valentina, hija Mía, quiero confiarte lo ofendido y profundamente herido que estoy cada vez que Me distribuyen en la Sagrada Comunión. Mi Sagrado Cuerpo que se os da a todos para alimentaros, tanta gente Me recibe impenitente y llena de pecado, incluso con Pecado Mortal. Nadie se confiesa, sólo un puñado de personas».
"La gente piensa que si Me recibe, Yo limpiaré su alma. Oh no, hijos Míos, se equivocan». Dijo.
"Debéis confesar vuestros pecados y suplicarme perdón. Los que Me recibís sin confesaros, dañáis también vuestra propia alma, y no os servirá de nada hasta que os confeséis."
"No tengas miedo de venir a Mí. Yo te ayudaré y te perdonaré porque te amo, pero claro, culpo a Mis pastores, a Mis sacerdotes, porque ya no hablan de la Confesión porque no quieren ofender a la gente».
Nuestro Señor Jesús estaba tan triste contándome esto y lamentándose de lo herido que está durante la distribución de la Sagrada Comunión. Entonces dijo: «Valentina, hija Mía, te daré Mi dolor que recibo de criaturas ingratas, que Me duelen tan gravemente. Acéptalo con amor».
En aquel momento, mientras Nuestro Señor decía estas palabras, recibí el dolor más intenso en mi cuerpo. No podía moverme de mi asiento. Estaba paralizada.
Dije: «Señor Jesús, no puedo más».
Nuestro Señor se quedó mirándome y me respondió: «Aguanta unos minutos más. Tu dolor Me consolará por todas las ofensas que recibí en la Sagrada Eucaristía. Reza por todo esto y habla con los sacerdotes. Diles que recuerden a la gente que se confiese y se arrepienta de sus pecados».
El dolor duró entre cinco y siete minutos.
Dije: «Mi Señor, ten piedad de todos nosotros».
Origen: ➥ valentina-sydneyseer.com.au
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