Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
domingo, 3 de febrero de 2008
St. Obispo Blasius, después de la Candelaria y el Sábado de Atonación del Corazón de María.
Jesús habla en la iglesia doméstica en Duderstadt después de la Santa Misa Tridentina Sacrificial a través de Anne.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo Amén. Jesús apareció como el Buen Pastor. Junto a él estaba el Jesús Misericordioso con los rayos dorados brillantemente iluminados. La Rosa Mystika estaba en un rayo de oro y plata. La corona dorada iluminada brillaba a través del rayo. El rosario se volvió rojo oscuro y también las tres rosas. Jesús señaló a Su corazón del cual fluía Su sangre y los rayos alrededor de Su corazón brillaban rojos. El ángel se arrodilló en profunda reverencia y lo adoró. He visto al Pequeño Rey y a San José brillantemente iluminados.
Jesús ahora dice: Mis amados e hijos elegidos, han venido de nuevo a Mi corazón ardiente de amor, y por esto quiero agradecerles a todos de nuevo, especialmente a Mi amado hijo sacerdotal. Yo soy la luz del mundo y la luz brilla en la oscuridad. Ustedes, Mis hijos, han sido bendecidos con esta luz hoy, con esta luz que deben distribuir entre los hombres. Ustedes son la luz del mundo y la sal de la tierra. Cuando la sal se ha vuelto rancia, háganla nueva de nuevo a través de su radiación. Radien en el mundo. Brillen con esta luz profunda que les he dado hoy, porque ustedes están brillantemente iluminados. ¿A quién debería todavía confiar este anuncio sino a ustedes, mis amados y elegidos?
Hoy la división ha comenzado intensamente aquí en Duderstadt y también en Göttingen y en algunos otros lugares, la división de Mi Único, Santo, Iglesia Católica y Apostólica. Qué triste que eso hace Nuestros Divinos Corazones. El Corazón de María está hoy bañado en sangre de Mi preciosa Sangre, que también fluye a través de las venas de Mi Santísima Madre. Esta sangre viene sobre Duderstadt, Mis hijos. No estén tristes. Tengan misericordia de esta humanidad aquí en este lugar. No yo castigo, no, tengo misericordia de esta ciudad pecaminosa Duderstadt, esta ciudad elegida. Me han expulsado y expulsado una y otra vez, una y otra vez. Siempre les he dado a estos sacerdotes una oportunidad y ellos no la han tomado. Ahora mi juicio tendrá que venir sobre ellos, por amor, mis hijos. ¿Creen Me que esto sucede por amor, por amor de Mi Divino Corazón?
Su persecución se hará más. Ustedes, Mis elegidos, ¿resistirán? ¿También ustedes, mis elegidos, no querrán dejarme entonces cuando se les arrojen piedras, cuando venga el desprecio sobre ustedes, cuando sean ridiculizados, cuando sean escupidos? ¿También todavía son fieles a mí entonces? Pregúntense, Mis amados, porque todo esto que les he profetizado hoy vendrá sobre ustedes debido a esta Mi única, santa, Misa sacrificial Tridentina. Sean pacientes y perseveren en el amor! Entonces oren por sus enemigos y sacrifiquen por ellos, para que no sean arrojados al abismo eterno.
Como les dije en la última profecía, diré que si todavía no siguen este evento, no los conozco, Mis amados sacerdotes, obispos y cardenales consagrados a Dios, no los conozco. Cuánta tristeza hay en estas palabras. ¿Seguirán Me, mis elegidos, cuando todo se esté derrumbando sobre ustedes? El tiempo vendrá y bastante pronto, porque la división está ahí. Qué triste para todo el cielo y cómo todo el cielo lamenta. Cuánto mi pequeña sufre conmigo. Hoy ha recibido su mayor sufrimiento para consolarme, para estar conmigo en esta desolación del mundo y para consolar también a Mi Santísima Madre.
Ustedes son los amados, los elegidos a quienes he llamado. Ustedes son llamados. Esta gran gracia que ha venido sobre ustedes para recibir Mis mensajes aquí personalmente, esta gran gracia les es dada a ustedes. Aquí en este espacio sagrado Mi santa Misa de Sacrificio ha tenido lugar muchas veces. Fue celebrada con la máxima reverencia. Ustedes también han recibido esta gran gracia. ¿Quieren probar que son dignos de esta gracia y también seguirme en esta mayor persecución, que tienen que sufrir conmigo, mis hijos? No sin dolor es la salvación.
Pero entrarán en las glorias eternas para siempre y para siempre, porque Yo soy el Alfa y el Omega. Mi Santísima Madre nunca saldrá de sus corazones a menos que la rechacen. Ella sufre con ustedes como Madre de la Iglesia. Sí, ustedes humanos no pueden entender este sufrimiento. Es mucho más grande de lo que jamás puedan imaginar. Mi madre sufre un dolor insoportable por su Iglesia y ella los reúne, sus hijos de María, bajo su manto. Si creen y confían, están bajo su protección.
Consagrense diariamente a esta Mi amada Madre, esta Inmaculada Concepción. Ella los ama sin límites, tal como Mi Divino Corazón los ama sin límites. ¡Estén listos! La lucha ha comenzado y la lucha pronto habrá terminado. Pero él aún no ha alcanzado el clímax. Sean valientes y corajosos y luchen con Mi Santísima Madre la mayor lucha de todo el mundo. Pero la victoria es cierta para ustedes con ella. La victoria sucederá bastante pronto. Aguanten y ámense unos a otros, porque el amor es lo más grande! Él supera todo dolor. No lleva ninguna huella. Ella perdona. Ella pasa por alto todo.
Los amo, Mis amados elegidos y llamados y los bendigo en previsión Divina, en confianza, en esperanza y en amor unidos en la Trinidad de Dios y también Mi Santísima Madre los bendice personalmente hoy en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Alabanza y gloria sean sin fin, Jesús Cristo en el Santísimo Sacramento del Altar. Amén. María querida con el niño, danos a todos Tu bendición. Amén.
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